
“ Es esencial que los sacerdotes aprendan a silenciar sus rutinarias declaraciones de verdades acerca de las cuales no se han tomado la molestia de pensar. Si decimos tan sólo lo que pensamos, hablaremos muy poco. Sin embargo, hay que predicar también a Dios. Exactamente. Predicar la palabra de Dios implica silencio. Si la prédica no nace del silencio, es tiempo perdido”. (T.Merton, El signo de Jonás)
aquí Merton tiene razón al decir que a menudo los sacerdotes hablan mucho y su conversación o predicación es pura palabrería, que no nace del corazón ni de la experiencia. De ahí lo importante de experimentar a Dios para hablar solo de lo que sabemos.
ResponderEliminarLo más difícil es dar un mensaje que tengo su fuente en lo más auténtico de nosotros, en lo verdadero, y para eso es necesario que "todas nuestras fuentes estén en él". La prédica ha de surgir de una vida en comunión con Cristo.
ResponderEliminarOs recomiendo que leais el blog:contemplacionenelsilencio.blogspot.com
ResponderEliminarVa en línea de este estpendo blog de Amigos de Tomas Merton.
Un saludo, Alfonso y grupo de oración contemplativa.
Gracias, amigo, por la recomendación. Eso es lo mejor, hacer una red de blog que nos ayuden a alimentar el espíritu.
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