miércoles, 1 de agosto de 2007

Nouwen soñó con Merton.


Henri Nouwen, mientras estaba en Yale, decidió pasar dos períodos de seis meses en la abadía Trapense de Genesee, en el estado de Nueva Cork, cerca del lago Notario. Fue en 1974 y luego en 1979 que Henri cambió el frenético movimiento de su vida por la paz y el silencio de la vida cisterciense. Tenía entonces Nouwen cuarenta y dos años, y nos dejó el testimonio de su experiencia en sendos libros:”Mi diario en la abadía Genesee” y “Oraciones desde la abadía. Una súplica de misericordia”, ambos publicados en español por PPC. En la biografía de Nouwen que hemos estado comentando (Henri Nouwen, el profeta herido), en su segunda parte, aparece un capítulo titulado “Claustros silenciosos”, donde se resume la experiencia de Nouwen en aquel lugar, cuyo abad, John Eudes Bamberger, acompañó espiritualmente a Nouwen mucho tiempo.
Nos interesa en esta ocasión comentar el sueño que Henri Nouwen tuvo con Thomas Merton; así aparece en la biografía:

“Una noche, Nouwen tuvo un sueño acerca de Thomas Merton que le pareció significativo. Nouwen y un grupo de religiosas, sin hábito, estaban esperando una conferencia de Merton, y entonces, de repente, este apareció, “calvo y con un hábito completamente blanco”. Se marchó para buscar sus notas, y todas las religiosas se desvanecieron y después retornaron con inmaculados ropajes blancos a fin de escuchar al maestro. En el sueño, Nouwen salió de la sala para buscar a Merton, al que encontró con unos pantalones marrones y una camiseta amarilla. Estaba ocupado arreglando algo. Nouwen, haciendo preguntas sobre tornillos y destornilladores, trató de ayudarle, pero Merton no le respondió. Entonces empezó a lijar un viejo banco amarillo y a repintarlo. Nouwen le preguntó donde podía conseguir papel de lija y pintura; pero de nuevo no le respondió, aunque sí le invitó con un gesto a ayudarle. Las religiosas estaban esperando la conferencia en el fondo de la sala, pero no tenía sentido decírselo. Justamente cuando Nouwen empezó a pintar, se despertó. Su interpretación del sueño fue que la vida espiritual no consiste en pensamientos, ideas o sentimientos especiales, sino que subyace a las experiencias más sencillas de la vida cotidiana”.

Años antes, en 1967, Nouwen había conocido a Merton, mientras hacía una visita a Getsemaní, y luego, uno de los primeros libros de Nouwen fue acerca de Merton. Como curiosidad señalo que en el sexto volumen de los diarios de TM, “Learning ti love”, hay una referencia al encuentro entre amos, aunque Merton no recordaba el nombre de Nouwen y se refiere a él como “padre Nau”.

Los caminos de aquellos que son movidos por el Espíritu se cruzan misteriosamente.

1 comentario:

  1. Esta es una gran verdad: algo nos impulsa a encontrarnos misteriosamente con aquellos que comparten nuestras necesidades o pueden darnos luz en nuestras búsquedas. Yo mismo encontré a Merton y a Nouwen de esa manera, y a tantos otros,que, cerca o lejos, me han ayudado a avanzar un poco más en el camino de la vida.

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