"Esta mañana, bajo un cielo azul cobalto, con el verano finalizado bruscamente, estoy empezando el libro de Job. No hace calor suficiente para sentarse largo rato a la sombra de los cedros. El bosque se perfila nítidamente bajo el sol, y el clamor de los distantes cuervos es agudo en un aire que ya no crepita con las langostas. Job me conmueve profundamente. Este año, más que nunca, tiene una incidencia especial.
Ahora sé que todos mis poemas acerca del sufrimiento del mundo han sido inadecuados: no han supuesto nada; se han limitado a camuflar el problema, y a mí me parece que el ardiente deseo de escribir un poema real sobre el sufrimiento y el pecado no es sino una tentación más, porque, después de todo, no lo entiendo verdaderamente.
A veces me da la sensación de que me gustaría dejar de escribir precisamente como un gesto de desafío. En cualquier caso, espero dejar de publicar durante un tiempo, porque creo que me resulta imposible dejar completamente de escribir. Puede que siga escribiendo en mi lecho de muerte y que incluso me lleve papel de amianto para seguir escribiendo en el purgatorio. Excepto porque espero que Nuestra Señora disponga una victoria milagrosa sobre mis pecados que me haga innecesario el purgatorio".
Thomas Merton.
1 de septiembre de 1949.
Agradezco a Dios los escritos de Merton que profundizan en la fecundidad de su vida silenciosa, ayuda a pensar y vivir el cristianismo de un modo más auténtico.
ResponderEliminarInés