
Según Merton, la Iglesia ha de tener en cuenta y respetar las perspectivas que el ser humano tiene respecto al mundo: "La Iglesia intenta comprender esas ideas y compartirlas. Nosotros, en los monasterior, no podemos ignorarlas. El esquema 13 del Concilio Vaticano II nos obliga a comprender al hombre contemporáneo tal como es y no como quisiéramos que fuese". La perspectiva moderna de la dignidad de la persona y sus derechos de conciencia, a pesar de sus limitaciones, es superior a la de siglos anteriores; luego, tendrá la Iglesia que ayudar también al hombre de este tiempo a reconocer ciertos valores: "No sólo podemos salir al encuentro de su deseo de que se reconozca y desarrolle su libertad, sino que incluso tal vez tengamos que devolverle la esperanza fundamental en su propia capacidad de ser una persona, de tener una identidad y de decicarse totalmente al servicio de Dios".
"No sólo es imposible deshacerse de todas las influencias que han ejercido sobre el hombre moderno los pensadores (de la sospecha: Marx, Freud, Nietzche, etc), sino que tampoco es necesario hacerlo. Por el contrario, debemos tener en cuenta estas influencias e intentar utilizarlas generosamente en la medida en que el pensamiento moderno pueda servir a la causa de la verdad y de la vida monástica".
¿Qué es positivo? "La visión mundial de la ciencia moderna".
¿Qué es negativo? "La pasividad e indiferencia del moderno hombre masa"; "La deshumanización del hombre en la sociedad industrial".
IMPORTANTE: "La necesidad que tiene el hombre de redescubrir su identidad (o falta de ella), y asumir con madurez la responsabilidad de sí mismo en su mundo y en la historia".
Una visión dinámica de la persona humana: "Un dinamismo o proyecto, una libertad, una persona responsable de la creación de un mundo y de una identidad proporcionada a su situación".
¿Pero, no son Marx y Freud francamente ateos en su proyecto de hombre?
Necesitamos distinguir lo que es ateo y lo que proviene de las raíces cristianas de ambos pensadores. Y luego: "se ha dicho que la sublevación contra el cristianismo es una especie de juicio pronunciado en y por la historia sobre la incapacidad que han mostrado los cristianos para cumplir en su momento las exigencias de la palabra de Dios".
(De la lectura de "Acción y contemplación", Thomas Merton)