
"Comenzamos cada una de nuestras eucaristías suplicando la misericordia de Dios. Probablemente, no hay en la historia del cristianismo otra oración más frecuente e íntimamente repetida como la súplica Señor ten piedad... Es el grito del pueblo de Dios, el clamor de todos los contritos de corazón.
Pero sólo es posible articular este grito cuando estamos dispuestos a confesar que de algún modo nosotros mismos tenemos algo que ver con nuestras pérdidas. Pedir misericordia significa reconocer que el culpar de nuestras perdidas a Dios, al mundo o a los demás no responde plenamente a lo que de verdad somos...
Celebrar la eucaristía exige de nosotros vivir en este mundo aceptando nuestra corresponsabilidad por el mal que nos rodea y que nos invade. Mientras sigamos empeñados en quejarnos de los difíciles tiempos que nos ha tocado vivir, de las terribles situaciones que tenemos que aguantar y del insoportable destino que hemos de afrontar, jamás podremos llegar a la contrición, que sólo puede proceder de un corazón contrito. Cuando nuestras pérdidas son mero fruto del destino, nuestras ganancias son mero producto de la suerte. El destino no conduce a la contrición, ni la suerte al agradecimiento.
De hecho, tanto nuestros conflictos personales como los conflictos a escala regional, nacional o mundial son nuestros conflictos, y sólo podemos superarlos reivindicando nuestra responsabilidad respecto de ellos y optando por una vida de perdón, de paz y de amor".
-Henri Nouwen-
La Eucaristía es ciertamente el centro de la vida cristiana, entendida eso sí en un sentido pleno, y no meramente como un ritual que se celebra cada día y al que asistimos por costumbre. Algunos añoran eso, y le llaman tiempos buenos; un tiempo de culto y moral, que era sin embargo profundamente injusto, y en el que los cristianos no eran sensibles al hecho de que recibir a Cristo supone ser solidario con todos, sus hermanos. Esta no es una enseñanza "comunista", sino que está en las raíces de la Iglesia, en el pensamientos de lo Padres en los que se sostiene la teología y la moral católicas. Por eso creo importante vincular Eucaristía con responsabilidad, como hace Nouwen, y recuerda acá Manuel. No se puede celebrar y recibir a Criso mientras se ignora el dolor del mundo o se desentiende uno de la parte de responsabilidad que le toca en ese dolor.
ResponderEliminarEl sacramento de nuestra fe. Celebración, compartida en comunidad, de la grandeza del Amor de Cristo, realidad presente en el Pan y el Vino. Pero lo más importante es la vivencia que nos provoca a partirnos y repartirnos, como Él hizo. Comprometernos con los demás.
ResponderEliminar“Que ofrezcamos un corazón de misericordia
frente a toda debilidad y sufrimiento humanos
Inspíranos el gesto y la palabra oportuna
para el hermano solo y el marginado.
Ayúdanos a mostrarnos disponibles
ante quien se siente explotado y deprimido.
Que la Iglesia sea una comunidad
de amor, de libertad,
de justicia y de paz,
para que todos encontremos en ella
acogida y esperanza.
Que quienes te buscamos sepamos discernir
los valores de las culturas y los tiempos
y maduremos en fidelidad a tu Palabra;
que nos preocupemos de compartir en el amor
la angustia y la tristeza,
la alegrías y esperanza
de todos los seres humanos,
reflejando así tu camino
de reconciliación, de amor, de felicidad...”
(Basado en Plegarias Eucarísticas)
La Eucaristía es ante todo alabanza y acción de gracias.Significa el compromiso de conformarnos a Cristo, que camina en nosotros y con nosotros como nuestra fuerza y nuestro viático y nos convierte en testigos de esperanza para todos.
ResponderEliminarObjeto de reflexión profunda debiera constituir una pregunta:¿por qué siendo lo que es y significa las celebraciones de la Eucaristía cuentan con una afluencia tan escasa y en disminución?
ResponderEliminarHacernos responsables es un acto de madured y cordura. Muy fácil y gratificante para los logros, pero difísil de asimilar en los fracasos.
ResponderEliminarEmilio
Paz,perdón,amor, primero son una conquista personal. Una vez conseguidos es cuando podremos ofrecerlos y compartirlos.
ResponderEliminarMaría
Buena reflexión la de Nouwen. Mucha sustancia encierran sus palabras, en concreto las destacadas en amarillo me parece que dan en muchas dianas. Es útil hablar de la responsabilidad personal en un contexto en el que es habitual pasar la patata caliente al otro.
ResponderEliminarRoberto