"No es la seca fórmula de una definición dogmática en sí lo que arroja luz en la mente de un contemplativo católico, sino el asentimiento al contenido de esa definición, que se profundiza y amplía hasta convertirse en una penetración vital, personal e incomunicable de la verdad sobrenatural que expresa, una comprensión que es un don del Espíritu Santo y que se funde en la Sabiduría del Amor para poseer la Verdad en su infinita Sustancia, que es Dios mismo.
Los dogmas de la fe católica no son meros símbolos o vagas racionalizaciones que aceptamos como arbitrarios puntos de estimulación en torno a los cuales se pueden formar o desarrollar buenas acciones morales; y aun es menos cierto que cualquier idea podría servir tan válidamente como las que han sido definidas, que cualquier pensamiento piadoso antiguo podría fomentar esta imprecisa vida moral en nuestras almas. Los dogmas definidos y enseñados por la Iglesia tienen un significado muy preciso, positivo y determinado, que debe ser explorado y penetrado por quienes tienen la gracia de poder hacerlo, si quieren vivir una vida espiritual íntegra. Pues la comprensión del dogma es el camino directo y ordinario hacia la contemplación.
Todas las personas que puedan hacerlo deben adquirir algo de la exactitud y agudeza de los teólogos para apreciar el verdadero sentido del dogma. Todo cristiano debe tener una comprensión de su creencia tan profunda como su estado le permita. Y esto significa que todos y cada uno deben respirar la atmosfera limpia de la tradición ortodoxa y ser capaces de explicar su creencia con una terminología correcta, una terminología con un contenido de ideas auténticas.
Con todo, a la verdadera contemplación no se llega por un esfuerzo de la mente. Al contrario, una persona podría fácilmente extraviarse en el bosque de detalles técnicos que interesan a los teólogos profesionales. Pero Dios da a los verdaderos teólogos un hambre, nacida de la humildad, que no se puede saciar con fórmulas y argumentos y que busca algo más cercano a Dios de lo que la analogía puede aportarnos".
Thomas Merton
Nuevas semillas de contemplación, 160-161
Coincido con la opinión de Manuel, dejada en su anterior entrada, de que la realidad nunca es blanca o negra, tiene una gama de tonalidades y cromatismos. Como también, cada persona tomamos y vivimos diversidad de caminos, imágenes e ideas a lo largo de nuestra vida. Sólo lo inerte permanece estático.
ResponderEliminarHace nada he descubierto la poesía de Merton y, como también dice Manuel (lo cito tanto que se lo va a creer …), es bueno conocerlo en todos sus ángulos para entenderlo mejor. Así que dejo aquí otro poema suyo. Por eso y porque me resulta más motivadora la poesía para mi espíritu que hablar de dogmas. Aunque entiendo y comprendo a los que les ocurra justo lo contrario, o disfruten con ambos.
THOMAS MERTON.- LAS ARMONÍAS DEL EXCESO (1966)
Los amores ocultos en la tierra
Mañana serán vergeles
Cuando la lluvia y el sol
En el poema los resucite
Ellos apremian el vigor
Delicioso de los capullos a que ría más alto
Derramando gritos de luz
Como lluvia sombría y formando su lecho
Una y otra vez en la concavidad de la flor
La hoguera violeta
Ellos tejen el significado de la mañana silenciosa
En un río desapacible
Luego los restos del naufragio del amor son esparcidos
Por las orillas sin aliento
De mi voz
Que en las playas de las divertidas praderas
Imaginó a todos estos chiquillos juguetones
Así que los amantes enseñan a las estrellas de Abril
A rebelarse y seguir el curso increíble de sus órbitas
Y nada importa
La semilla no se asusta
Del invierno o de la terrible dulzura
Del exceso alegre de la primavera
O de la abrasadora sorpresa del rayo
Con su descarga eléctrica.
Para los amantes durmientes
Son la esperanza y el destino
Al que te envío este jardín ardiente
Mi gloriosa súplica matutina
Germen trepador de mis poemas.
Lo verdades sustanciales del cristianismo son las del Evangelio. Todos los demás dogmas son establecimientos de “verdades”, establecidas por diferentes concilios y asambleas de hombres a lo largo de la historia de la iglesia, que indefectiblemente debemos aceptar, asumir y acatar con la boca cerrada. Para el magisterio de la iglesia su doctrina no hay que comprenderla, sino obedecerla a ojos cerrados y pensamiento clausurado.
ResponderEliminarUna cosa son las creencias fundamentales expresadas en el Credo y otra muy distinta otras.
¿Comprensión de dogmas tales como que el papa es el vicario de Cristo e infalible en todo lo que manifiesta sobre fe y moral? ¿Los obispos sucesores nombrados por los apóstoles para ejercer su autoridad y representarles? ¿El magisterio de la iglesia como el único facultado para interpretar de forma verdadera y definitiva la Palabra reveleda, y que es ejercicido sólo por el papa y los obispos? ¿obligación al asentimiento de todos los documentos pastorales del papa y los obispos?
Emilio
Lo peor no es el contenido que quiere elautoritario magisterio de la iglesia que acatemos. Lo grave es que demandan esa obligación y sumisión incuestionable basándose en que es voluntad de Dios, en su nombre.
ResponderEliminarEs muy grave que para dominar a los hombres y seguir ostentando el poder y la influencia sobre ellos, tengan que dominar sus conciencias y su libertad. Y como resumen de todo ello la tan usada y gastada argumentación del premio y el castigo: el que obecede gana la gracia y el que cuestiona esa obediencia recibe la condenación.
Soy católico, pero sigo siendo yo.
Alberto
Dogmas, normas, preceptos, leyes, cánones, reglas, mandamientos... Cuando en definitiva, todo es tan simple como creer en lo fundamental. No hace falta tanta estructura, ni arquitectónica, ni doctrinal ni de gobierno...
ResponderEliminarCreemos en Dios, Creador de un mundo no terminado,
que entre todos debemos hacer justo y solidario,
Creemos en Dios Padre, que nos ha hecho a todos iguales,
y no quiere que haya pobres ni diferencias entre unos pueblos y otros.
Creemos en Jesús, nuestro hermano mayor,
el proyecto de Dios hecho carne, plenitud del hombre,
que nos descubrió el amor de su Padre Dios
y nos enseñó a amarnos como hermanos, a compartir y ayudarnos.
Y que por predicarnos este mensaje, padeció la muerte de cruz.
Creemos en Jesús que sigue vivo en el seno de Dios y entre nosotros.
Creemos en el Espíritu de Dios que llevamos dentro
y nos impulsa a hacer el bien
y a luchar contra la pobreza, la incultura y las injusticias.
Creemos en la humanidad, fruto del amor de Dios,
y creemos que otro mundo es posible.
Creemos en la Comunidad de los que siguen e imitan a Jesús.
Creemos que después de esta vida, Dios nos acogerá
para vivir en Él por toda la eternidad, amén.
Casi todo y todos somos dignos de comprensión.
ResponderEliminarPero en mi opinión lo que la iglesia, sus dogmas y sus instituciones y representantes necesitan con urgencia es una profunda renovación, una integración dialogante y una purificación crítica.
Muy hermosa la poesía, San.
Roberto
Interesante tu entrada...
ResponderEliminarMe gustó mucho el comentario de Fernando...
Creemos en Dios, Creador de un mundo no terminado,
que entre todos debemos hacer justo y solidario,
Creemos en Dios Padre, que nos ha hecho a todos iguales,
y no quiere que haya pobres ni diferencias entre unos pueblos y otros.
Como cambiaría el mundo!!!
Un saludo cordial,
Silvia Cristina
el dogma católico:..."el asentimiento al contenido de esa definición, que se profundiza y amplía hasta convertirse en una penetración vital, personal e incomunicable de la verdad sobrenatural que expresa, una comprensión que es un don del Espíritu Santo..."
ResponderEliminarCreo que como otros ya expresaron en comentarios anteriores, la fe es fundamental, la Iglesia necesita nuestra fe, generosidad, paciencia, y de teólogos contemplativos, gracias a Dios los hay.
Saludos a todos,
ines
La contemplación hoy en día va más allá de los muros monásticos. Cada cristiano es contemplativo si deja que sea Cristo quien viva en él. Merton ý escribió a Ernesto Cardenal sobre el futuro de la vida contemplativa monástica institucionalizada: " No estoy convencido de que el monaquismo de grandes instituciones como el que tenemos aquí tenga un verdadero futuro....es confuso, demasiado grande carente de cohesión y espíritu verdaderos, y deja a muchos individuos simplemente corriendo de una parte a otra en busca de algo...no saben qué...muchos se han ido, vienen pocos...Hay otros tipos de compromiso monacal, una suerte de disposicion favorable al cambio y el movimiento, pero en ese caso no se puede esperar mantener una institución. Uno debe ser libre" . La dicotomía surge como ya la plantea Merton cuando las estructuras institucionales ahogan el camino de cada individuo eb su incursión al Misterio. Merton no tenía fecha fija de vuelta al monasterio de Getsemaní, como le relata a Cardenal. Hblaba de nuevos horizontes, de una colonia de ermitaños en California, en Latinoamerica. Nuevas sendas de contemplación
ResponderEliminarT.Merton-E.Cardenal correspondencia: Trotta 2003
Saludos
Juan
Siempre nuestras opiniones tienden a ser radicales y extremas; siempre leo este blog, aunque nunca dejo comentarios, por eso creo que puedo afirmar que el autor de este espacio tiene una señalada vocación conciliadora, lo cual me parece genial. La realidad decía alguien, no es blanca o negra, siempre tiene matices, y debemos buscar afirmar sin negar al mismo tiempo la posición contraria, para encontrar la senda por la que todos podamos finalmente caminar. Esto no supone negar nuestros principios (que tampoco han de ser absolutos), ni dejar de ser críticos cuando la ocasión lo merezca; pero, y creo es lo que prima en el espíritu de esta página, siempre debe estar por delante la caridad, el amor, al apertura al otro. Un ser humano, sea quien sea, es más importante que sus opiniones.
ResponderEliminarEl comentario del anónimo anterior tiene toda mi comprensión y respeto. Y me sumo a su valoración del ser humano. Lo que no comprendo este toque de atención en un blog como éste, donde todas (salvo excepciones que son insalvables en cualquier lugar y medio, en la vida) las opiniones son manifestadas desdes la libertad y la tolerancia. Lo que no quiere decir que sean opiniones uniformes. Respetar, tolerar, comprender no lleva consigo identificarnos con las ideas contrarias.
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