“Lo primero que tienes que hacer, antes de empezar siquiera a pensar en algo como la contemplación, es tratar de recuperar tu unidad natural básica, reintegrar tu ser, que se halla dividido en compartimientos, en un todo sencillo y coordinado, y aprender a vivir como una persona humana unificada. Eso significa que tienes que recoger de nuevo los fragmentos de tu distraída existencia para que cuando digas yo realmente haya alguien presente que sostenga el pronombre que has pronunciado".
Thomas Merton
Como me gustan estos pequeños fragmentos de Merton, la pregunta sería, como se juntan esos fragmentos de nuestra historia, por donde empezar...
ResponderEliminarUn abrazo!
Quizás tengamos que dejar de vivir desde el pensamiento. Dejar de vivir apartados de nosotros y del mundo. Dejar de contarnos la historia personal para dejar de vivir en la memoria y encontrar el camino a nuestro Yo real.
ResponderEliminarUn abrazo
mj
Jesús es la luz que alumbra a todo hombre (Jn.1,9), es la puerta, es el buen pastor que nos da, si lo escuchamos, el conocimiento sobre nosotros mismos, y la alegría que es nuestra fortaleza, la alegría que nos unifica, que reintegra nuestro ser una y otra vez.
ResponderEliminarEs cierto como dice TM que pasamos la mayor parte de nuestros días distraídos, fuera de nosotros mismos, dispersos en mil y una ocupaciones, pero los instantes en que el Espíritu nos inspira aún en medio de la distracción, o nos disponemos a meditar la Palabra en la que creemos Dios nos habla, alimentan nuestro yo desde el fondo de nuestro ser, y nos alientan en el camino.
Muy interesante esta idea de la reintegración del ser, vivir como una persona humana unificada. Sería, creo, despertar la mirada interior para vivir la experiencia de la plenitud de nuestra humanidad. Abrirse a esa experiencia supone convertirnos en una unidad, comprendiendo que toda nuestra existencia está impregnada por el Ser dejamos atrás todas las dualidades y opuestos. Llegamos a nuestra verdadera y real identidad. Creo que esto es lo que DürcKheim denominó como la “Gran Experiencia”.
ResponderEliminarDecía Meister Eckhart: “El alma ha de romperse con violencia en su propia luz. De la noche y de la luz brota un fuego, un amor. Es así como el alma ha de entrar en el orden divino”
¡Ay Merton! ¡Qué enrollado estaba! La contemplación no se piensa, se recibe como un don. Y se puede recibir a lo largo de todo un proceso de desarrollo espiritual, el cual el mismo don de la contemplación fomenta.
ResponderEliminar