martes, 27 de abril de 2010

El YO INTERIOR.

"El yo exterior, el yo de los proyectos, de las finalidades temporales, el yo que manipula objetos con el fin de tomar posesión de ellos, permanece completamente ajeno al yo escondido, interior, que no alberga proyecto alguno y que no busca ningún logro, ni tan siquiera el de la contemplación. Tan solo quiere ser, y moverse (porque es dinámico) según las leyes secretas del mismo ser, y de acuerdo a los impulsos de una Libertad Superior (esto es, de Dios), antes que planificar y obtener logros que obedezcan a sus propios deseos.
 El yo interior es precisamente esa identidad que no puede ser engañada ni manipulada por nadie, ni siquiera por el diablo. Es como un animal salvaje muy huidizo que jamás aparece cuando detecta la cercanía de la menor presencia extraña y sale al exterior únicamente cuando todo está en perfecta calma y en silencio, cuando nadie le molesta y está solo. Nadie le puede hacer salir mediante engaños porque no responde a otro señuelo que no sea el de la libertad divina.
 Triste es el caso de ese yo exterior que imagina ser contemplativo y busca alcanzar la contemplación como el fruto de un esfuerzo planificado y de la ambición espiritual. Asumirá actitudes diversas, meditará sobre el significado interno de sus propias posturas y tratará de fabricarse para sí mismo una identidad contemplativa: pero mientras esto sucede, no hay nadie allí. Tan sólo un yo ilusorio, ficticio, que se busca a sí mismo, que lucha para crearse a partir de la nada, y cuyo ser se mantiene por su propia compulsión, preso de una ilusión privada.
 La llamada a la contemplación ni es ni puede dirigirse a ese yo".

Thomas Merton.
 La experiencia interna.

2 comentarios:

  1. En el cristianismo la búsqueda del yo interno es un paso hacia la experiencia de Dios: descubriéndonos habitados por el Espíritu, que nos santifica y alienta en el ritmo de la vida.
    En la base de la obra de Merton hay una doble identificación: falsa identidad o perdición y descubrimiento de la verdadera identidad o Salvación. El descubrimiento del yo interno es un objetivo de muchas tradiciones espirituales, incluso de terapias no religiosas.
    En “Nuevas Semillas de Contemplación” dice Merton: “El ser íntimo creador y misterioso tiene que ser librado del ego pródigo, hedonista y destructor que solo busca cubrirse con disfraces”.

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  2. Leer esto me ayudó mucho, gracias. El yo interior es el que busca y encuentra la Voluntad de Dios, sigue la vocación a la que es llamado desde lo hondo de su ser sin dejarse vencer por las adversidades.
    Qué bien que Merton lo sepa expresar de una manera tan nítida, por lo menos para mi modo de ver, creo que reflexionar sobre el yo interior y el yo exterior puede ayudar a aquellos que buscan a Dios con corazón sincero y se animan a pedirle a Jesús que los elija en su seguimiento.

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