“Pese a lo mucho que disiento con algunas de las afirmaciones de Bultmann sobre la religión no cristiana, no puedo evitar el ser influido y conmovido por su argumento básico, que es completamente convincente y de lo más saludable. “La gracia de Dios incide en la gracia del hombre en un sentido tan cabal que sostiene la existencia íntegra del hombre, y solo puede ser concebida como gracia por quienes renuncian a su entera existencia y se dejan caer en las insondables y vertiginosas profundidades sin buscar algo a lo que aferrarse”.
La gran esperanza de nuestro tiempo es, me parece, no que la Iglesia se vuelva de nuevo un poder mundial, una institución dominante, sino, por el contrario, que el poder de la fe y el espíritu sacudan el mundo cuando los cristianos hayan perdido lo que aferraban y hayan ingresado al reino escatológico. De hecho, es ahí donde ya estamos. Pero ellos no saben cómo soltarse y caer en las profundidades donde no hay en qué apoyarse. Ellos no confían en que Dios sacuda el mundo: prefieren sacudirlo ellos mismos. Esto significa su propia ruina. ¡De todos modos, Él lo sacude!
Desde cierto punto de vista, mi vida monástica me eleva “cerca de Dios”, pero esta proximidad es una ilusión a menos que la vea también en algún sentido como un conflicto con Dios y, por lo tanto, como un temor.
¿Paz monástica o temor monástico? Ambos. La vida monástica como una cosa segura, como una respuesta a cada problema, puede convertirse en una gran ilusión y un embuste, casi la negación de la esencia del cristianismo”.
Thomas Merton.
13 de enero de 1964,
Un voto de conversación.
"La gran esperanza de nuestro tiempo es, me parece, no que la Iglesia se vuelva de nuevo un poder mundial, una institución dominante, sino, por el contrario, que el poder de la fe y el espíritu sacudan el mundo cuando los cristianos hayan perdido lo que aferraban y hayan ingresado al reino escatológico"TM.
ResponderEliminar¿A qué nos aferramos los cristianos?, a todo lo que todo el mundo se aferra: a nosotros mismos.
Si nuestra fe fuera más grande y nuestro espíritu más fuerte tal vez la pobreza y la humildad cristianas invadirían todos los ámbitos de la Iglesia, y el mundo lo notaría.
Esta reflexión de Merton nos sumerge en el significado más profundo y esencial de la fe. Sólo apoyados en la fuerza de la fe podemos soltar todas las seguridades personales aparentes para agarrarnos a la confianza plena en el poder del amor infinito, que es Dios. Y a nivel institucional, los cristianos, superando temores y temblores, debemos desasirnos de poderes, honores y glorias; proponer y transmitir la Palabra, haciéndola vida; sin pretender ser la Voz de Dios ni poseer el monopolio de su Voluntad.
ResponderEliminarEl título del post, como las palabras elegidas son impecables.
ResponderEliminarTener fe es ser capaz de saltar al vacío, sabiendo que Dios te sostiene.
Dejarlo todo, abandonarse uno mismo a la Voluntad Divina.
Hacerlo es llegar a la verdadera Paz y por tanto a la Felicidad.
Debemos dejar de ser, para Ser.
Gracias por tu meditación.