Veo tres ideas básicas que definen la visión de TM en relación con la santidad, y que singularizan su visión espiritual:
1. Relación directa entre santidad y progresiva humanización: Para TM, el ideal cristiano no es sobrehumano, sino humano; ser santo no es ser menos humano, sino todo lo contrario. Hay un reconocimiento del valor de lo humano, un aprecio por la humanidad que no es contrario a la búsqueda del Reino, ni a una visión crítica y profética de lo que necesita ser cuestionado y cambiado. De aquí se desprende que en este trabajo aparezca siempre como elemento final del itinerario que desarrollamos en cada capítulo el humanismo cristiano y su vínculo con el ideal de santidad, característico en la obra de TM. El proceso de divinización de la persona es al mismo tiempo camino de humanización, y no hay contradicción entre santidad y humanidad.
2. Eclesialidad de la santidad: Si bien la santidad es parte de nuestra respuesta personal a Dios, a Cristo, no debe convertirse por eso en un ideal egoísta; mi santidad es parte de la santidad de mis semejantes, y no puedo buscar una “santidad” individual al margen de la Iglesia. No hay santidad cristiana sin vida eclesial. Cristo somos todos. Valiosa su distinción entre “andamiaje” y “verdadero edificio” eclesial, así como su comprensión de lo que se ha llamado “el Cristo Total”.
3. Vínculo necesario entre santidad y justicia social: Es un tercer aspecto a destacar en la obra de Merton, y en su propia vida; la búsqueda de la santidad incluye una progresiva preocupación por los sufrimientos e injusticias de los pobres y marginados de nuestro mundo, por las lacras sociales que nos afectan a todos, por los grandes problemas de la humanidad. No se puede ser santo de espaldas al dolor del mundo, ni tampoco sin participar de sus esperanzas y sus alegrías.
Estos tres elementos indudablemente que hoy son mucho más perceptibles por un mayor número de cristianos, pero TM es un precursor a la hora de hacerlos parte de su vida consagrada. Y sin embargo, creo yo, constituyen todavía grandes desafíos, pues muchos de nuestros hermanos y hermanas de fe no consigen vislunbrar en su experiencia cotidiana de creyentes la esencialidad de estos aspects del camino cristiano.
Ciertamente fue un precursor. me parecen muy acertadas las tres ideas básicas que señalas. Un abrazo: Joan Josep
ResponderEliminarCreo, Manuel, que estos tres puntos sintetizan perfectamente el pensamiento y la experiencia interior de Merton, son claves de su testimonio. Y, sobre todo, suponen un estupendo referente y propuesta para estimular el recorrido de cualquier caminante hacia la plenitud en Cristo. Porque muestran que santidad y vida son inseparables. No podemos aspirar a un perfeccionamiento en nuestro seguimiento sin una participación completa en la vida, viviendo nuestra humanidad en comunión con otros que viven la misma fe, y vinculados responsablemente en la mejora de los problemas e injusticias que sufren los seres humanos.
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