Uno de mis libros preferidos de TM es, sin lugar a dudas, el titulado “Místicos y maestros zen”, publicado por la editorial LUMEN en 2001. Esta obra de TM data de 1967, y apareció originalmente poco después de la muerte de Merton. Este libro reúne un grupo de ensayos cortos sobre misticismo oriental y occidental, expresión del propósito del autor de encontrar los puntos en común entre las grandes tradiciones religiosas en lo que a vida interior y contemplativa se refiere. La variedad de temas, tratados en un lenguaje sencillo, pero sin perder profundidad, hacen de este texto una lectura agradable e instructiva, y nos introducen en algunas parcelas de la espiritualidad cristiana que no forman parte de nuestras lecturas habituales. Me refiero, por ejemplo, a los místicos rusos o ingleses, así como al monaquismo protestante, y también varios aspectos del budismo zen, del Tao; no falta algún ensayo sobre la tradición patrística, así como la espiritualidad y el mundo moderno.
“Existen múltiples razones para interesarse en los místicos ingleses. Poseen un encanto y una sencillez que no es igualada por alguna otra escuela. Podría decirse, también, que generalmente son bastante claros, tienen la cabeza en su lugar y son prácticos, hasta cuando se refieren a los asuntos más sublimes. No parecen haber pensado jamás en su vida con Dios como algo recóndito o siquiera inusual. Simplemente, eran cristianos. Les regocijaba que en Él tuvieran acceso directo al Padre de las Luces”. (140)
Este libro no lo he leído, Manuel, pero por las referencias que das, merece que lo ponga en lista y turno de lectura.
ResponderEliminarLa faceta de Merton como precursor ecuménico y adelantado en los encuentros interreligiosos, me parece una de las más interesantes de su andadura. Sobre todo su diálogo y aproximación a Oriente.
Veo sumamente enriquecedor, dentro de un contexto intercultural e interreligioso, el diálogo entre budismo y cristianismo.
Más allá del diálogo y más allá de nuestras maneras de hablar de Buda o de Cristo, podemos apreciar que nos engloba la presencia del misterio que nos desborda: el secreto de la espiritualidad más allá de las religiones.
Creo que, en el fondo, tanto budismo como cristianismo, son manifestaciones, o epifanías, de una única fuente de vida que nos vivifica. La meta es un misterio único, pero sus nombres son variados. De una luz única brotan reflejos múltiples.
Por ejemplo, en el caso de las religiones orientales, lo sapiencial (que hallamos en todas sus raíces) converge hacia una meta de iluminación, liberación y pacificación.
Una gran y positiva consecuencia de los encuentros interreligiosos sería la de descubrir la espiritualidad más allá de las formas, expresiones y concreciones históricas de las diversas religiones. Lo sapiencial, que está en la raíz de todas las religiones orientales, converge hacia una meta de iluminación, liberación y pacificación.
Tampoco lo he leído. Lo buscaré. Gracias por indicarlo. Un abrazo: Joan Josep
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