“No cabe duda de que es verdad que es necesario volver al “rostro original” y desprenderse de toda la pila de ropajes de pensamiento que no me van y no son “míos”, y tomar sólo lo que es inefable.
He estado absurdamente agobiado desde primeros de año por ilusiones de una “gran responsabilidad” y de una tarea que realizar. De hecho, cualquier trabajo que haya de hacer es obra de Dios, no mía, y no contribuiré a él, sino que únicamente lo obstaculizaré, con el exceso de preocupación”.
Thomas Merton
Diarios, 20 de enero de 1963
El exceso de preocupación...es un gran obstáculo para el encuentro con uno mismo, con Dios y con los demás, es una forma de "reconcentrarse en uno mismo" poco felíz, y muy egoísta de vivir. Una cosa es ocuparnos bien en algo que nos haga bien, y otra es morirnos de angustia por lo que no podemos hacer o es muy, muy difícil de sobrellevar...no, no, no :gente! acá no vale preocuparse por nada...este es un aprendizaje para toda la vida,"no te preocupes por nada, ora, reza y confía"( una frase de san Pío de Pietrelcina ), que también nos ayuda a reflexionar TM exponiendo su experiencia personal en sus diarios, que nos transcribe buenamente el p. Manuel.Gracias por seguir alentandonos con estas entradas que nos hacen pensar y nos ayudan a cambiar nuestra mentalidad superficial, y rutinaria.
ResponderEliminarBuen comienzo de año, sean felíces!
Para mí, la clave de este fragmento está en el título que has elegido, Manuel, tan sabiamente como acostumbras. Dar importancia, tomar como eje “el rostro original”. Creo que las complicaciones y los problemas vienen, casi siempre, por el empeño, desde distintos intereses y con distintas intenciones, de ir poniendo “ropajes y maquillajes” estructurales, normativos e institucionales de todo tipo, a esa desnudez inmaculada y original que es Amor Creador, el Dios Abba de Jesús.
ResponderEliminarPor otro lado, creo que, como dice una famosa reflexión, la clave estaría en tener la inteligencia y la lucidez suficiente como para discernir lo que está , y lo que no, en nuestras manos cambiar. Para lo primero, acción, no preocupación. Para lo segundo, paciencia y aceptación. De cualquier modo, una cierta inseguridad y ansiedad es consustancial a la naturaleza humana. Tan patológico sería una completa inhibición emotiva, como una angustia bloqueante de la actividad vital.
Además, digo con TM, que “todo es obra de Dios”. Y en ese todo, hay que incluirnos a todos, sin ningún tipo de elegidos, ni de llamados, ni de preferidos.
Muchas gracias, por el pequeño fragmento publicado...lo necesitaba, justo ahora que sentía que me empezaba a llenar de cosas, bendiciones
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