Dorothy Day fue una gran mujer, de esas que dejan su
huella en la historia pequeña, la de los hombres y mujeres de la calle;
una mujer que vivió intensamente además, que renunció voluntariamente a
una vida más cómoda y que tal vez hoy mucha gente no sepa nada de su
vida. Vivió entre 1897 y 1980, y aparece en un libro reciente como "pacifista
norteamericana, que se involucró activamente en los grandes temas del
siglo XX, desde los derechos de la mujer hasta la guerra de Vietnam". Según cuenta Robert Ellberg, en "TODOS LOS SANTOS", cuando Dorothy murió, a los 83 años de edad, se dijo de ella que era la personalidad más influyente, interesante y significativa en la historia del catolicismo norteamericano.Sin embargo, siempre fue una persona poco aceptada y poco comprendida, incluso en el seno de la Iglesia.
Una de sus obras más importantes fue la fundación de CATHOLIC WORKER, movimiento laical fundado y dirigido por ella durante 50 años,
cuyo objetivo fue demostrar que el amor evangélico podía ser vivido;
quiso demostrar que el amor era no sólo un desafío personal, sino que
también tenía un componente político. Representó un nuevo tipo de santidad política,
una manera de servir a Cristo, no sólo a través de la oración y el
sacrificio, sino también en la solidaridad con los pobres y la lucha por
la paz y la justicia. A causa de esto le llamaron "comunista", le dispararon, encarcelaron, e investigaron varias veces.
Dorothy
había nacido en Brooklyn, bautizada en la Iglesia Episcopal, pero no
tuvo relación con esa religión. En la universidad se implicó en causas
radicales, rechazando el cristianismo; trabajó como periodista, y tomó
parte en las luchas sociales de su época. Sus amigos eran comunistas,
anarquistas, artistas e intelectuales, de esos que opinan que la
religión es opio para el pueblo.
En 1926,
viviendo en Staten Island, con un hombre al que amaba profundamente,
quedó embarazada, y fue ese acontecimiento el que encendió la chispa de
su conversión. Fue algo que ella denominó "felicidad natural" lo que le hizo volver su corazón a Dios; entró en la Iglesia Católica en 1927.
El impacto de este acontecimiento también trajo penas: el hombre que
amaba la abandonó pues no aceptó el matrimonio, y muchos la acusaron de
traicionar la causa de los pobres. Fueron varios años los que vivió en
medio de una búsqueda interior y mucha oración.
En 1932 llegó la respuesta: se encontró con Peter Maurin,
agitador y filósofo itinerante, quien le animó a comenzar un periódico
que ofreciera solidaridad a los pobres y críticara el istema social
desde la radical perspectiva evangélica. El CATHOLIC WORKER fue lanzado
el 1 de mayo de 1933; Dorothy hizo de la redacción del periódico una
casa de hospitalidad donde se ofrecia comida a los hambrientos y techo a
los vagabundos y desarraigados.
Dorothy Day murió un 29 de noviembre de 1980.
En la imagen que acompaña a la entrada aparece Peter Maurin, y detrás, Dorothy Day.
Buena entrada para el "día del amor".
ResponderEliminarDorothy Day testimonia con su vida el sentido del amor evangélico, justicia y verdaad, que va a través del amor y el servicio a los demás, a cualquier precio.
El teólogo Xabeir Pikaza ha colgado un comentario en su blog donde se referencia la homilia del míercoles de ceniza de Benedicto XVI, y en la que cita a Dorothy Day junto con Etty Hillesum y el ortodoxo Pavel Florenskij.
ResponderEliminarAquí lo podéis leer:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2013/02/14/dom-17-02-13-florenski-hillesum-y-d-day-