miércoles, 30 de noviembre de 2022

ADVIENTO EN THOMAS MERTON

“Para el hombre en Cristo, el ciclo de las estaciones es algo enteramente nuevo. Se ha convertido en un ciclo de salvación. El año no es simplemente un año más, es el año del Señor, un año en el que el paso del tiempo mismo no sólo nos trae la natural renovación de la primavera y la fecundidad de un verano terrenal, sino también la fecundidad espiritual e interior de la gracia” (55).

El año litúrgico… santifica nuestras vidas… nos llama la atención hacia la gran verdad de la presencia de Cristo en medio de nosotros… renueva nuestra redención en Cristo… nos muestra que, aunque estemos captados todavía en la batalla entre carne y espíritu, la victoria ya es nuestra.

“Para el creyente que vive en Cristo cada día nuevo renueva su participación en el misterio de Cristo. Cada día es un nuevo amanecer de esa “lumen Christi”, la luz de Cristo que no conoce poniente” (57).

“La liturgia es la gran escuela de la vida cristiana y la fuerza transformadora que vuelve a dar forma a nuestras almas y a nuestros caracteres en la semejanza de Cristo” (57).

Año de salvación, año de iluminación, año de transformación.

“Nunca podemos trepar hasta Él; Él ha de bajar hasta nosotros. Eso es lo más importante en el misterio del Adviento: el descenso de Dios a nuestra bajeza, por puro amor, no por ningún mérito propio” (71).

“Veló su claridad para acomodarla a nuestros débiles ojos… No hemos de ir muy lejos para encontrarle, está dentro de nosotros” (72).

Tomado de : "Tiempos de celebración".

martes, 29 de noviembre de 2022

TRES IDEAS FUNDAMENTALES SOBRE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

 

1. El centro de la espiritualidad cristiana no está en la renuncia a todo lo bueno y gozoso que Dios ha puesto en este mundo, sino en la vida, en la plenitud de la vida, en la dignidad de la vida y también en el goce y el disfrute de la vida. 

2. La espiritualidad cristiana comporta unas exigencias éticas que arrancan del mensaje de Jesús sobre el reino de Dios, lo que no significa reducir el cristianismo a un proyecto ético, porque la ética de Cristo no se puede llevar a la práctica si no se vive desde una profunda experiencia mística.

3. La espiritualidad cristiana no se puede vivir sino desde una verdadera pasión por la utopía. De forma que la utopía tiene que ser el motor de toda persona que pretenda tomar en serio la espiritualidad que brota del Evangelio.

José María Castillo, Espiritualidad para insatisfechos

lunes, 28 de noviembre de 2022

LA RELIGIÓN DE JESÚS

"El problema más importante que tiene que afrontar y resolver la Iglesia, está en que el centro de su vida, su organización y su presencia en el mundo, no es el Evangelio, sino la religión. 

En efecto, lo que la gente ve en el cristianismo es una religión. Una más, entre tantas otras. Las catedrales, los templos, el clero (obispos, curas, frailes y monjas), palacios episcopales, parroquias, conventos, ceremonias sagradas, los santos y sus procesiones, todo eso no produce (ni puede producir) otra impresión que no sea el respeto reverente de quien asiste, con devoción sumisa, a un ceremonial sagrado. O sea, ni más ni menos, que una religión en toda regla. 

Pues bien, así las cosas, el que se ve metido en semejante ambiente, si es que oye leer el Evangelio, ¿Qué puede pensar de lo que está oyendo? Pues muy sencillo: el Evangelio es uno de los componentes o elementos, uno más, de la religión. El que asiste a un acto religioso –ya se sabe– allí verá curas, velas, incienso; oirá música y cantos religiosos, verá gente seria y bien vestida. Y escuchará lecturas sagradas, de la Biblia y de los santos. Hasta que llega el momento “más religioso” de “toda la religión”. El momento en que todo el mundo se pone de pie porque se va a leer el Evangelio. Por eso, ¿Qué puede pensar la gente del Evangelio? Pues lógicamente, que es el momento o el componente más religioso de toda la religión.

 ¿Y para eso vino Jesús a este mundo? ¿Para darles más bombo y platillo a las ceremonias de los sacerdotes? Es evidente que a nadie se le ocurre semejante estupidez. Pero, entonces, ¿Qué es y qué representa esto que llamamos “el Evangelio”? 

Ante todo, quede claro lo más importante: Jesús no vino a este mundo, ni a reformar o mejorar la religión que había, ni a fundar otra nueva. ¿Cómo iba a pretender reformar o refundar la religión un ciudadano que fue odiado y perseguido por los más distinguidos representantes oficiales de la religión, que lo persiguieron y lo insultaron, lo juzgaron y lo condenaron, y presionaron al procurador romano hasta que lo torturó y lo mató de la forma más cruel que en aquel tiempo se podía ejecutar a un malhechor? 

Así se fraguó el Evangelio. ¿Y semejante libro va a resultar que es un libro de religión? Hay que precisar, con sumo cuidado, la respuesta a esta pregunta. El Evangelio es un conjunto de relatos, en los que el protagonista, Jesús de Nazaret, habla con singular frecuencia de la relación con Dios (el Padre). Pero la relación con Dios, según Jesús, no consiste o se consigue mediante el templo, los sacerdotes, los rituales santos, las ceremonias y la total sumisión que imponen y exigen los “hombres de la religión”. La relación con Dios consiste y se consigue mediante la conducta, que se resume en la bondad y la misericordia en todo y con todos. Jesús lo dejó claro en el “mandamiento nuevo”, que impuso al final de su vida: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros… En esto conocerán que sois mis discípulos (Jn 13, 34-35). 

Jesús no suprimió la religión, sino que modificó la religión: la sacó del templo y la puso en el centro de la vida, en la relación que mantenemos los unos con los otros".

José María Castillo

La religión de Jesús

lunes, 21 de noviembre de 2022

LA PURA GLORIA DE DIOS EN NOSOTROS

"En el centro de nuestro ser hay un punto de nada que no está tocado por el pecado ni por la ilusión, un punto de pura verdad, un punto o chispa que pertenece enteramente a Dios, que nunca está a nuestra disposición, desde el cual Dios dispone de nuestras vidas, y que es inaccesible a las fantasías de nuestra mente y a las brutalidades de nuestra voluntad. Ese puntito de nada y de absoluta pobreza es la pura gloria de Dios en nosotros. Es, por así decirlo, su nombre escrito en nosotros, como nuestra pobreza, como nuestra indigencia, como nuestra dependencia, como nuestra filiación. Es como un diamante puro, fulgurando con la invisible luz del cielo. Está en todos, y si pudiéramos verla, veríamos esos miles de millones de puntos de luz reuniéndose en el aspecto y fulgor de un sol que desvanecería por completo toda la tiniebla y la crueldad de la vida... No tengo programa para esa visión. Se da, simplemente. Pero la puerta del cielo está en todas partes". 

(Thomas Merton, Conjeturas...)

viernes, 18 de noviembre de 2022

VOZ QUE RESUENA...

"Ayer, cuando se iniciaba una fuerte nevada, estaba sumergido en las notas espirituales de Charles de Foucauld y me sentí conmovido por su intensidad. Habla a Dios con voz clara y  vibrante, con palabras sencillas y frases de fuego. Esta voz resuena en los oídos del corazón, aún después de cerrar el libro y escuchar otras voces menos santas, aunque sean también religiosas".

Thomas Merton, El signo de Jonás
9 de marzo de 1950

martes, 15 de noviembre de 2022

REDENCIÓN

"La fe cristiana", según Thomas Merton, "no es solo un hábito por el cual nos inclinamos a asentir a cierta información dogmática; es una conversión de todo nuestro ser, una entrega de la persona entera a Cristo en su Iglesia" (Amar y vivir).Esto requiere no solo un cambio de creencias sino un cambio de identidad, el cual se efectúa a través de la participación en el misterio de la pasión y resurrección de Cristo.

"Nuestro conocimiento de Dios a través de Cristo depende de nuestra unión espiritual con Cristo en el misterio central de nuestra Redención: su muerte y resurrección. Esta no es solo una verdad que aceptamos como histórica, sino un dogma en el que creemos: es un hecho redentor del que debemos hacer el centro de nuestra propia vida espiritual" (El hombre nuevo).


Para Merton, como para San Pablo, la vida del cristiano es fundamentalmente un "compartir la muerte y resurrección de Cristo", una muerte al pecado y el regalo de la nueva vida "en Cristo", que nos lleva al descubrimiento de la verdad misma, a la realización de la auténtica comunidad, a la unión contemplativa con Dios.

La transformación espiritual depende de la identificación con el Salvador crucificado y resucitado, lo cual es posible solo porque el Salvador se identificó primero con el resto de la humanidad. Dios compartió plenamente, en la persona de Jesús, las condición humana, para que todas las personas pudiesen participar plenamente de la vida de Dios.

(Tomado de : Diccionario de Thomas Merton. Voz: Redención).

martes, 8 de noviembre de 2022

ESPIRITUALIDAD COMPROMETIDA

 

"La espiritualidad comprometida como paradigma del encuentro religioso, comporta tres elementos básicos: práctica contemplativa, acción social y diálogo interreligioso. Ninguno de estos elementos es específico de una tradición, es decir, ninguno está confinado a una tradición religiosa particular. Toda religión tiene sus prácticas contemplativas; y tales prácticas difieren en los distintos credos. No obstante, en la actualidad, el encuentro religioso global nos revela que los adherentes a una religión particular, el cristianismo, pueden compartir prácticas de otra religión, el budismo. Cuando esto sucede, los fieles de ambos credos logran reconocer los elementos que ambas religiones tienen en común, por ejemplo,  que la meditación budista no difiere demasiado de ciertas formas de oración cristiana. Esta posibilidad de compartir ciertas prácticas los capacita para una mayor comprensión y estima de otros credos. A menudo sucede que terminan apropiándose de estas prácticas y expanden, así, su repertorio contemplativo.

Robert King 

Thomas Merton y Thich Nhat Hanh. Espiritualidad comprometida en la era de la globalización

viernes, 4 de noviembre de 2022

CRUCES Y GRACIAS

"Dime, ¡oh necio!, ¿Qué provecho has sacado de ser trapense durante siete años? ¡Cómo ha pasado el tiempo! Me sorprendo preguntándome: ¿He cambiado? No es que eso importe. Por un lado he cambiado; por otro, no. Me he vuelto más calvo. En cierto modo tengo una vida interior más intensa, pero me costaría mucho explicar cómo. Conozco algunas de las cosas que contribuyen a ello: profesión solemne, teología y ciertas manifestaciones secundarias de tribulación, aquí y allá, respecto a mis escritos, cantos y contemplaciones. Todas esas cruces menudas han sido otras tantas gracias. Constituyen lo mejor de nuestra vida aquí. Aunque parezcan pequeñas, cumplen su misión. Y ahora se multiplican en mayor abundancia. ¡Cómo opera Dios en nuestras almas mediante esos oscuros e insignificantes sufrimientos que restañan y curan nuestras heridas! Me satisfacen todas las pruebas por las que he pasado y doy anticipadas gracias a Dios por las demás que han de venir. Hay otras gracias más placenteras, como el recibir las órdenes menores y, hasta cierto punto, mi trabajo literario. Y todas las lecturas, y todas las horas de oración. Dios me ha enseñado a encontrarme cada vez más en Él o a perderme más yo solo. Me alegran tremendamente las oraciones de los lectores de La montaña de los siete círculos y me alboroza, a mi vez, orar por ellos".

Thomas Merton
El signo de Jonás
(Página 168)

PALABRAS DEL ESPÍRITU...

"En una carta de san Juan de la Cruz a las carmelitas de Beas, se hallan estas hermosas palabras: «Pues yo iré allá y verán cómo no me olvidaba, y veremos las riquezas ganadas en el amor puro y sendas de la vida eterna y los pasos hermosos que dan en Cristo, cuyos deleites y corona son sus esposas: cosa digna de no andar por el suelo rodando, sino de ser tomada en las manos de los ángeles y serafines, y con reverencia y aprecio la pongan en la cabeza de su Señor». Nadie nos ha escrito nunca a los trapenses una carta como ésa".

Thomas Merton
El signo de Jonás