domingo, 29 de noviembre de 2009

ADVIENTO: PARA QUE ME ENSANCHES EL CORAZÓN.

Es ADVIENTO, otra vez. Esta tarde celebraré la cuarta Eucaristía de este Primer Domingo de Adviento, y volveré a leer un hermoso poema de Rabindranath Tagore que habla de Aquel que viene, viene, viene siempre. He hablado de la espera y de la ESPERANZA; he insistido en que se trata de una espera activa, nada que ver con pasividad, conformismo o resignación. Se trata de ponerse en camino para salir al encuentro de Cristo que viene. Se trata de un DESPERTAR, para que no nos sorprenda lo que está por venir. Se trata de mantenerse en pie ante el Hijo del Hombre. Estas y muchas otras imágenes, bíblicas, nos ayudarán a preparar un lugar en nuestra vida para CRISTO QUE VIENE. Necesitamos ENSANCHAR EL CORAZÓN, deshacernos de trabas, prejuicios, temores, y SOÑAR CON FUERZA.
He pensado que ISAÍAS desde muy lejos en el tiempo soñó a Jesús.
 Luego, JUAN BAUTISTA le preparó el camino, hablando cuando nadie quería escuchar.
 Finalmente, MARÍA se ofreció a sí misma para la obra final, Y ENTONCES EL VERBO SE HIZO CARNE.
Nosotros podemos TRABAJAR POR LA ESPERANZA del mismo modo:
-Soñando como Isaías.
-Preparando el camino, como el Bautista.
- Poniendo la "carne" como María.
 Entre unos y otros contruimos el Reino.
PERO, dice Juan: "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron".
 DIOS ESTÁ SIEMPRE AHÍ, pero no le vemos. Estamos ciegos, sordos, mudos.
 Estamos dormidos.
Jesús nos llama a la vida, que brota de nuestra carne bendecida por Él.
NECESITAMOS LA FE, que mueve montañas.
 NECESITAMOS LA ESPERANZA, que abre caminos.
 NECESITAMOS EL AMOR, que, dice el poeta, "convierte en milagro el barro".
No dejemos pasar esta oportunidad y vivamos el Adviento, alegres y disponibles para Dios.

4 comentarios:

  1. Hola querido Manuel...

    Ese Adviento nos recuerda y prepara para su llegada... Pero ÉL ESTÁ AHI... NO LLEGA.

    Para mi...DIOS SIEMPRE PRESENTE...espera nuestro despertar y reconocimiento... para abrirnos así a nuestra naturaleza del ESPIRITU...LA VERDADERA.

    Este mensaje que JESÚS nos dió al venir en cuerpo físico...junto con el testimonio de su realización... hemos de vivirlo cro como UNA REALIDAD DEL ESPIRITU -DIOS- HIJO en nosotros permanente.

    Despertar a esa comprensión y realizarla más allá de todas las celebraciones...está en nuestro interior...en cada nuevo instante.

    Vivir en esa dimensión -al menos irlo intentando- es algo secreto y a la vez patente... algo oculto y al mismo tiempo evidente.

    Llevémosle a nuestra vida...despertando AL CRISTO VIVO que somos...más que esperar su llegada...pues ÉL siempre ha estado en nosotros...en nuestro ESPIRITU.

    Que este ADVIENTO...nos lleve a recordar que VIVIMOS EN ÉL...EN DIOS...y DIOS VIVE EN NOSOTROS...

    VIVAMOS EN NUESTRA CONCIENCIA y en nuestro contexto...esa UNIDAD.


    Un fuerte abrazo... en ESE CRISTO... EL SER EN NOSOTROS.


    Carmen

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  2. Gracias p.Manuel por dar la Eucaristía para hacer de la vida "acción de gracias" para ensanchar nuestros corazones en un mismo amor a Dios y a los hermanos

    Me quedé con el siguiente texto de san Pablo, de la misa para comenzar el adviento, lo comparto con alegría con los que pasen por aquí.

    "Hermanos: que el Señor les ahaga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con ustedes, para que se consoliden sus corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos". 1Tes. 12.

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  3. Muy hermosa tu reflexión de inicio de Adviento, Manuel. Un estupendo fondo, a través de una bella forma. Todo lo que escribes está vestido por la poesía.
    Despertarnos y esperar la liberación que no deja de venir nunca, que ya está en nosotros. Porque, en Jesús, el rostro de Dios se manifestó decisivamente en la historia. Espera activa. Abriendo los ojos de la fe, los brazos de la esperanza y el amor del corazón.
    Este poema creo que también marca alguna de las claves de la espera.

    Esperaré a que crezca el árbol
    y me dé sombra.
    Pero abonaré la espera
    con mis hojas secas.
    Esperaré a que brote
    el manantial
    y me dé agua.
    Pero despejaré mi cauce
    de memorias enlodadas.
    Esperaré a que apunte
    la aurora
    y me ilumine.
    Pero sacudiré mi noche
    de postraciones y sudarios.
    Esperaré que llegue
    lo que no sé
    y me sorprenda.
    Pero vaciaré mi casa
    de todo lo conquistado.
    Y al abonar el árbol,
    despejar el cauce,
    sacudir la noche
    y vaciar la casa,
    la tierra y el lamento
    se abrirán a la esperanza.

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  4. Tagore fue el primer gran escritor espiritual de mi adolescencia, un enamorado de Dios, gracias por recordarnos el sentido del adviento.
    Un abrazo!
    Maria de los Angeles

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