miércoles, 28 de febrero de 2007

Invierno y Primavera.

"Pues el tiempo que nunca descansa conduce al verano hasta el atroz invierno y ahí lo confunde, la savia puesta a prueba por la escarcha, y las carnosas hojas desaparecidas, belleza recubierta de nieve y desnudez por todas partes". Shakespeare, soneto 5. A menudo es inevitable sentirse abrumado por las cargas de la vida y nuestra vida asemeja a un interminable invierno. Pero la fe es creer que por cada invierno hay una primavera. Me ha gustado lo que leí en TIEMPOS DE CELEBRACIÓN acerca de que la CUARESMA era llamada por los antiguos "Verum Sacrun", la Primavera sagrada de la Iglesia, y lo he tomado como motivación para este ciclo pascual. Aun bajo el hielo la semilla espera al primer rayo de sol para asomar su cabecita y florecer. Esa es nuestra tarea en este mundo: FLORECER. Por eso, si como yo, pasas unos días difíciles no vayas a pensar que no hay remedio para tanto frío interior, CONFÍA, que tras el invierno, siempre regresa la primavera de Dios para que podamos florecer.

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