miércoles, 21 de marzo de 2007

ORAR CON LA BIBLIA (Benedicto XVI).

"Los exhorto a familiarizarse con la Biblia, a tenerla a mano a fin de que sea para ustedes como una brújula que indica el camino a seguir. Leyéndola, aprenderán a conocer a Cristo. San Jerónimo afirma al respecto: “El desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo”. Un modo muy eficaz para profundizar y gustar la palabra de Dios es la lectio divina, que constituye un verdadero itinerario espiritual en etapas. De la lectio, que consiste en leer y releer un pasaje de la sagrada Escritura tomando los elementos principales, se pasa a la meditatio, que es como una parada interior, en la que el alma se dirige a Dios intentando comprender lo que su palabra dice hoy para la vida concreta. A continuación sigue la oratio, que nos permite entablar con Dios un coloquio directo, y finalmente se llega a la contemplatio, que nos ayuda a mantener el corazón atento a la presencia de Cristo, cuya palabra es “lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día y se levante en nuestros corazones el lucero de la mañana” (2 P 1, 19). La lectura, el estudio y la meditación de la Palabra tienen que desembocar después en una vida de coherente adhesión a Cristo y a su doctrina".

(Benedicto XVI)

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