miércoles, 6 de junio de 2007

La tercera visita de Merton al Dalai Lama.

En entradas anteriores comentamos acerca del encuentro de Thomas Merton, en su viaje por Asia, con el Dalai Lama, y el impacto que este encuentro dejó en ambos líderes espirituales. De hecho, en la edición en español del “DIARIO DE ASIA”, publicada por Trotta, aparece un prólogo del Dalai Lama, recordando aquella oportunidad. Los encuentros fueron tres, y ya hemos comentado brevemente los dos primeros, pero dice TM que el tercer encuentro fue el mejor. El tema de conversación fue principalmente la vida monástica occidental, pues el Dalai Lama quería saber algunas cosas sobre ella: los votos, la regla de silencio, la ascesis, el crecimiento espiritual. También preguntó por cosas puntuales, como por ejemplo, si los monjes tomaban bebidas alcohólicas, si comían carne, si tenían televisión. Interesante la pregunta que formula respecto a los votos: “Tienen los votos alguna conexión con algún tipo de transmisión o iniciación espirituales?” y apunta al final: “Al Dalai Lama le interesaba la “vida espiritual” más bien que las observancias externas”.
Como Merton iba a desarrollar el tema del vínculo entre monaquismo y marxismo en la reunión de Bangkok también conversaron sobre eso, y luego volvieron a uno de los temas de los encuentros anteriores: la mente.
En resumen, escribe Merton:
“Fue una discusión entrañable y cordial, y al final tuve la sensación que de que nos habíamos hecho muy amigos y que de alguna manera estábamos más cerca el uno del otro. Personalmente siento un gran respeto y admiración por él como persona y creo, además, que existe un verdadero vínculo espiritual entre nosotros. Él señaló que yo era un “geshe católico”, lo que –según Harold- representaría la máxima alabanza posible de parte de un gelupa, ¡algo así como un doctorado honorífico!”.

Merton salió para Asia el 15 de octubre de 1968 y allí encontró la muerte, en Bangkok, el 10 de diciembre de ese mismo año, luego de haber recorrido Calcuta, Nueva Delhi, el Himalaya, Madrás y Ceilán. Fue un viaje que deseó y que acabó con su vida.

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