lunes, 8 de octubre de 2007

La oración de Teresa.


El lunes próximo celebramos la Fiesta de Teresa de Jesús: !Qué mujer tan tremenda! Ha sido mi maestra de oración e interioridad y no me canso de leerle y aprender de ella. Ese día yo estaré en Brasil, en una ciudad llamada LONDRINA, participando en un congreso OCD. Por eso quiero dejarles algunas cosas desde ahora para entrar en ambiente y hacer presente a esta otra Teresa, la primera, la de Ávila.


"En la oración pasaba gran trabajo, porque no andaba el espíritu señor sino esclavo; y así no me podía encerrar dentro de mí (que era todo el modo de proceder que llevaba en la oración), sin encerrar conmigo mil vanidades. Pasé así muchos años; que ahora me espanto qué sujeto bastó a sufrir que no dejase lo uno o lo otro. Bien sé que dejar la oración ya no era en mi mano, porque me tenía con las suyas el que me quería para hacerme mayores mercedes" (Vida 7, 17).


"Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Paréceme a mí que, si yo tuviera con quién tratar todo esto, que me ayudara a no tornar a caer, siquiera por vergüenza, ya que no la tenía de Dios. Por eso, aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse unos a otros con su oración. ¡Cuánto más, que hay muchas más ganancias! Yo no sé por qué (pues de conversa­ciones y voluntades humanas, aunque no sean muy buenas, se procuran amigos con quien descansar y para más gozar de contar aquellos placeres vanos) no se ha de permitir que quien comenzare de veras a amar a Dios y a servirle, deje de tratar con algunas personas sus placeres y trabajos; que de todo tienen los que tienen oración" (Vida 7, 20)

1 comentario:

  1. Hola. Estoy leyendo actualmente el LIBRO DE LA VIDA de Santa Teresa. Creo que a pesar de ser una mujer del siglo XVI su visión, su fuerza interior, su capacidad para la contemplación, la hacen muy cercana a las búsquedas del hombre de hoy.
    LO más difícil es acostumbrarse a su lenguaje, su modo de decir, pero con un poco de empeño es posible sentirse cómodo con él.
    Este año celebraré la fiesta de Teresa mucho mejor.
    Emilio.

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