"Verdaderamente los místicos y las místicas no son rarezas en la historia humana, adorno inútil en la historia de la religión. Son una manifestación y un anticipo de lo que puede llegar a ser el hombre, cuando, siguiendo la vocación que lo constituye, se adentra en el misterio de Dios"
Salvador Ros
Esta frase, encontrada en medio de mis lecturas de estos días, encierra un tesoro para meditar. Es importante entender que la experiencia de Dios no es algo tan raro y excepcional como a menudo imaginamos. Muchas personas experimentan en su vida cotidiana, mientras realizan tareas simples, una presencia o una verdad que los ciega, como si de un fuerte y súbito rayo de luz se tratara. En esa "iluminación", que dura segundos, podemos vislumbrar la "verdad" de nuestro ser, la VERDAD de Dios. No es una comprensión intelectual, seguimos tan ignorantes de ello como antes; simplemente sabemos de una manera nueva, puntual, súbita, y ese "saber" nos puede transformar casi imperceptiblemente.
Otro elemento que esta frase me sugiere tiene que ver con el vínculo existente entre mística o experiencia de Dios y humanización. Lo que experimenta el místico es la posibilidad de nuestra humanidad; no es que él sea excepcional, sino que en él la humanidad es plenificada. Recuerdo que hace años, mientras recibía una conferencia acerca del vínculo entre mística y depresión, el profesor, un psiquiatra, invitaba a pensar en la posibilidad de que lo que hoy calificamos de estado patológico puede llegar a ser un día, bajo una nueva comprensión, un capacidad de la mente humana de la que no participamos todos o simplemente no desarrollamos.
Finalmente, se habla también de esa "vocación que nos constituye". Pienso en la huella de Dios en el corazón humano. Esa búsqueda que hacemos durante toda la vida, intentando hallar lo que nos dignifica.
Los místicos ayudan a dignificar nuestra humanidad, la llevan más allá, no digo de lo cotidiano, pero sí de lo mediocre, de la resignación y la conformidad.
Me gusta especialmente tu reflexión de hoy. Pienso que sí, que la dignidad humana hay que llevarla más allá de la conformidad y de lo convencional...de lo que vemos como normal y aceptamos sin más...Creo que eso es estar en la busqueda de la verdad...
ResponderEliminarUn abrazo
Jose
Creo que es importante vincular mística y humanidad, de lo contrario sería escapismo, alienación; divinización supone para mí progresiva y creciente humanización.
ResponderEliminarEmilio.