martes, 3 de junio de 2008

Nada más que una promesa.

“Hay un profundo agujero en tu ser, como un abismo. Nunca lograrás llenar ese agujero porque tus necesidades son inagotables. Tienes que tejer alrededor de él, de manera que el abismo se cierre en forma gradual”.

“No le cuentes tu historia a todo el mundo. Sólo terminarás sintiéndote más rechazado. La gente no te puede dar lo que tu corazón anhela. Cuánto más esperas de la respuesta de la gente ante tu vivencia de abandono, más te sentirás expuesto al ridículo. Tienes que cerrarte al mundo exterior de manera que puedas entrar en tu propio corazón y al de Dios a través de tu dolor. Dios te enviará las personas con quienes puedas compartir tu angustia, que puedan llevarte más cerca de la verdadera fuente del amor”.

“En presencia de las personas que amas, tus necesidades aumentan y aumentan, hasta que ellas se sienten tan agobiadas por tus necesidades que prácticamente están obligadas a dejarte para sobrevivir. La gran tarea es reclamarte a ti mismo para ti, de manera de poder contener tus necesidades dentro de los límites de tu propio ser y controlarlas en presencia de aquellos a quienes amas. La verdadera reciprocidad en el amor necesita de personas que se controlen y que se puedan entregar al otro sin dejar de seguir aferradas a sus propias identidades”.

“Dios es fiel a sus promesas. Antes de tu muerte, encontrarás la aceptación y el amor que imploras. No llegará del modo en que lo esperas. No seguirá tus necesidades y deseos. Pero llenará tu corazón y satisfará tu deseo más profundo. No hay nada más que esta promesa para agarrarse firmemente. Todo lo demás te lo han sacado. Aférrate con fe a esta promesa desnuda. Tu fe te sanará”.

Henri Nouwen.
La voz interior del amor.

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