miércoles, 22 de octubre de 2008

Eckhart y Teilhard vistos por Thomas Merton.



Merton habla en estos textos de dos figuras esenciales a la espiritualidad cristiana. Como siempre él estuvo al tanto de lo mejor y más auténtico en este campo es increíble ir descubriendo nombres de santos, poetas y escritores de todos los tiempos mientras se leen sus diarios, cartas y ensayos. ¿Conoces tú a estas dos figuras, algo de su vida, algún escrito?


Meister Eckhart tendrá limitaciones, pero de todos modos yo estoy en éxtasis con él. Me gusta la brevedad, la incisividad de sus sermones, su modo de penetrar derecho en el corazón de la vida interior, la chispa despertada, la Palabra creativa y redimida, Dios nacido en nosotros. Es un gran hombre que fue derribado por un montón de hombrecillos que creyeron que le podrían destruir, que creyeron que le podrían arrastrar a Aviñón y desacreditarle por completo. Y en efecto, quedó destruido, después de su muerte, en veintiocho proposiciones que sin duda se podrán encontrar en algún sitio de su obra, pero que no tienen nada de su alegría, de su energía, de su libertad. No eran suyas en sentido de que no eran en absoluto lo que él pretendía decir. Pero se las podía hacer coincidir con palabras que se habían dicho. Y supongo que hay que tomar en cuenta tales cosas. Eckhart no tenía ese tipo de mente que desperdicia el tiempo en ser cauto en cada coma: confiaba que los hombres reconocerían que lo que él veía era digno de verse porque daba evidentes frutos de vida y alegría. Para él, eso era lo que importaba. Pero los otros estaban pensando en otras cosas. Les importaba lo que podían significar esas palabras para quien no tuviera interés por el tipo de experiencia religiosa de Eckhart”.


“El enorme éxito de Teilhard de Chardin se debe al alivio universal que sienten ahora los cristianos: a la vez pueden reconocer su culpabilidad colectiva y hacer un gesto de reconciliación con “el mundo”, al que resulta, pertenecen de todos modos. Teilhard ha hecho posible a los cristianos creer en sí mismos como hombres del mundo a que pertenecen de modo obvio y necesario, y hacia el cual toda actitud de contemptus en teología resultaría una actitud sin significación. Su éxito fenomenal se debe al hecho de que ha hecho posible a miles de cristianos reconciliarse consigo mismos. Al hacerlo así, claro, ha realizado una tarea providencial, esencial para una auténtica renovación contemporánea de la religión”.

Thomas Merton. “Conjeturas de un espectador culpable”.

1 comentario:

  1. Cuando se frecuenta a los maestros, se llena uno de la sabiduría eterna. Merton siempre supo donde buscar, en qué fuente beber.

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