
"Anochecer: frío viento invernal roza los muros de la capilla.
No aúlla, no gime, no es lúgubre. ¿Puede haber algo funerario en el viento?
Es inocente, y sin tristeza. No tiene qué lamentar. El viento es un niño fuerte, que disfruta de su juego, asombrado de su fuerza, lanzándola en nubes contra el edificio. El viento no tiene qué lamentar. La capilla está muy fría.
Dos tercos novicios permanecen solos en ella, los dos arrodillados muy tiesos, sin fingir ya siquiera disfrutar o entender nada".
Thomas Merton.
"Conjeturas de un espectador culpable".
Pero qué bueno es Thomas Merton, es único...no me cansaré nuca de decir que haberlo descubierto es un regalo del cielo y lo mismo digo de tu trabajo y tu persona.
ResponderEliminarTe deseo una agradable semana
Un abrazo
MJ
La gratuidad de la oración. Ese entregarse del todo, con una libertad plena, aparece reflejado en este texto de Merton, que evidentemente nace de una experiencia. Una visión de lo trascendente en lo cotidiano. Creo que da mucha luz.
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