Se habla hoy con frecuencia de recuperar lo que se ha dado en llamar "teología narrativa", es decir volver a valorar el modo teológico de presentar las verdades de la fe tal y como se hace en los Evangelios, y en la Sagrada Escritura en general. Esto, sin que rechacemos la teología más racional. Se trata de revalorizar las vivencias concretas de fe, que en la Iglesia han estado presentes en los hombres y mujeres santos, presentados como modelos e intercesores ante el Pueblo de Dios, pero esto ha quedado generalmente al margen de la reflexión teológica sistemática. Es decir, los "santos" para el pueblo sencillo, mientras que la razón teológica es para los estudiosos. Algunos autores del pasado siglo XX intentaron un acercamiento diverso, como es el caso de Romano Guardini o Von Balthasar, pero sigue siendo necesario hoy que se adopte un nuevo modo de hacer teología, donde se conceda un mayor especio a la experiencia espiritual de hombres y mujeres concretos, cristianos ejemplares.
Así he intentado acercarme yo en los últimos tiempos a las biografías de figuras contemporáneas; en primer lugar Thomas Merton, pero también Henri Nouwen, Simone Weil, Etty Hillesum, y otros tantos. Veo en ellos, en el testimonio de su vida y sus escritos una verdadero "teología" que combina audazmente la teoría con la práctica, abriendo nuevos caminos y horizontes en el acceso al "Misterio" de Dios.
Bien interesante esta entrada, porque realmente me hace entender que la teología es mucho más que un ejercicio racional. Claro que la vida ha de ser la mejor fuente de la teología, vida cristiana vivida y sufrida, la del hombre o la mujer de a pie también, y la de esas figuras que sobresalen en su tiempo porque son originales. Me gustaría que comentara un poco más sobre esto.
ResponderEliminarSiguiendo la pauta que das en esta entrada he comenzado a releer la vida de uno de mis santos preferidos, con el propósito de descubrir los aspectos más importantes de su comprensión de Dios y de la fe. En este blog siempre ncuentro luces para mi fe, gracias padre manuel.
ResponderEliminarTeorizar sin practicar es anacrónico en muchos campos, pero todavía más en la teología. La teología teórica y sistemática, sin vivencia, es verborrea. Continente sin contenido.
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