
Escribe Henri Nouwen en su libro sobre TM: "La idea de que lo más sagrado no permite externalización u objetivización ciega preocupó a Merton, ya que su vida era una búsqueda permanente de Dios". Por eso escribe TM en "El camino de Chuang Tzu":
"Cuanto más buscamos "el bien" fuera de nosotros mismos como algo a ser alcanzado, más sentimos la necesidad de discutir, estudiar, comprender y analizar la naturaleza de ese bien. De este modo, nos sumergimos más en abstracciones y en la confusión de opiniones divergentes. Cuanto más objetivamente se analiza "este bien", cuanto más se lo considera como algo a alcanzar a través de técnicas virtuosas especiales, se vuelve menos real. Cuanto menos real se vuelve, más se aleja en la distancia de lo abstracto, lo futuro, lo inalcanzable. Entonces, nos concentramos más en los medios para alcanzarlo. Y cuando el fin se vuelve más remoto y más difícil, los medios se vuelven más elaborados y complejos, hasta que finalmente el simple estudio de los medios es tan demandante que todos los esfuerzos se centran en él, y el fin cae en el olvido... Todo esto no es más que desesperanza organizada: "el bien que el moralista predica y exige finalmente se vuelve "mal", sobre todo porque la búsqueda sin esperanza de este bien nos desvía del verdadero bien que ya poseemos y que despreciamos o ignoramos" (23)
En este texto he descubierto yo el modo justo de comprender la santidad desde la perspectiva de TM; buscando una "santidad" abstracta, irreal e inalcanzable, nos hemos olvidado de que ya somos santos, por puro don de Dios. Sumergidos en técnicas, modelos, virtudes, cumplimientos, es decir, en los medios para alcanzarla, hemos perdido el norte respecto al fin al que estamos llamados. La santidad no es algo ajeno, exterior, sino que es nuestra propia identidad, interior, porque así lo ha querido Dios. "Hechos a su imagen y semejanza".
Gracias p.Manuel, es interesante esto de adentrarnos en lo que significa la santidad según TM.
ResponderEliminarCreo que para todos Gandhi fue un hombre santo, y que el camino de la no-violencia fue su legado para la humanidad, como es un hombre de Dios pienso que su ejemplo puede dar luz en esta reflexión sobre la santidad, y que coincide con TM.
En un libro("Todos los hombres son hermanos.Gandhi".-Ed.Atenas,1981) que a veces releo, dice en el capítulo "El fin y los medios": La ahimsa(la no-violencia, en su aspecto positivo es la fuerza del amor) y la Verdad están tan estrechamente trabadas entre sí que es prácticamente imposible separar la una de la otra. Son como las dos caras de una moneda o más bien de una lámina metálica sin espesor ni inscripción alguna. ¿Cómo distinguir entonces el reverso del anverso? Sea lo que fuere, la ahimsa represente los medios y la verdad el fin. Para que los medios sigan siendo medios, tienen que estar siempre a nuestro alcance. Por eso, la ahimsa es nuestro deber supremo. Si uno pone en práctica los medios, tarde o temprano conseguirá el fin. Una vez que se ha alcanzado ese punto, la victoria final está fuera de duda. Cualquiera que sea la dificultad con que tropecemos, cualquiera que sea nuestra aparente derrota, no es posible renunciar a la búsqueda de la verdad que es única, ya que no es otra cosa que el mismo Dios".
Saludos,
inés
Había oido hablar de él. Viendo tu devoción me ha impresionado y me ha invitado a conocerlo mejor. Lo que estoy leyendo es fantástico. Gracias por ello
ResponderEliminarQué bien expresa Merton la idea del "bien poseído", de la "santidad comunicada" como una parte intrínseca a la Creación amorosa, amante de Dios.
ResponderEliminarY qué gusto leerte Manuel, en tu visión de la santidad mertoniana.
Aunque hay veces que nos obcecamos en la abstracción, buscamos por caminos sinuosos y difíciles, sin querer ver que tenemos ya los pies en la autopista. Parece que nos gusta la complicación.
Veo que insiste mucho en el tema de la santidad cristiana, y no dejo de tener mis dudas al respecto. Es evidente que la mirada de TM es diferente, pero en la Iglesia la concepción de "ser santo" no deja de ser bastante mediocre y supersticiosa, funcionando como mero recurso para acceder a bienes fáciles, sin esfuerzo. Tal vez una recuperación de la santidad como ideal auténtico pase por una revisión de conceptos, y en esto Merton podría ayudar mucho.
ResponderEliminarVíctor.