Alicia Gómez de Pablos es la autora del siguiente comentario sobre una escritora del pasado siglo de la que he hablado en este blog; el siguiente texto lo he tomado de "El Ciervo" (Blog), y quiere servir de motivación para quienes no le conozcan.
"A un siglo del nacimiento de una de las pensadoras más importantes que
ha dado Europa, he aquí algunas claves para conocer quién fue esta
peculiar mujer que ocupa un puesto privilegiado en la historia del
pensamiento crítico del siglo xx.
De dónde procede: nació en París, en febrero de 1909, en el seno de
una culta familia burguesa y agnóstica de origen judío. Su padre fue
un afamado médico y su hermano un brillante y genial matemático.
Cuál fue su formación: se la considera discípula de Alain desde los 16
años. A los 19 ingresa en la universidad con la nota más alta –seguida
de Simone de Beauvoir– para estudiar filosofía, literatura clásica y
griego. Se interesó de forma notable por la política y las religiones,
especialmente la católica.
A qué se dedicó: recién graduada, trabajó como profesora en varios
institutos femeninos pero también fue sindicalista, obrera de la
Renault, periodista en Alemania, cocinera en la Guerra civil española,
campesina en Marsella y voluntaria en Londres durante la Segunda
Guerra Mundial.
Cómo y cuándo murió: en agosto de 1943, cuando contaba 34 años, murió
de tuberculosis en un hospital de las afueras de Londres. Se
encontraba sola pues su familia había tenido que huir a Estados Unidos
tras la ocupación nazi de Francia.
Cuál es su legado: desde su desafío a la ortodoxia, dejó multitud de
escritos en los que se revela la inteligente filósofa, la rebelde
mística y la radical crítica social que fue. Casi todas sus obras
fueron recopiladas y publicadas póstumamente. Los libros más
interesantes son La gravedad y la gracia, A la espera de Dios y
Pensamientos desordenados".
(Los tres son de Editorial Trotta y cuestan
entre 10 y 15 euros).
Me parece apasionante y apasionada la vida de esta mujer, que escribió “la desgracia de los otros entró en mi carne”. Frase rotunda que vertebró todo el pensamiento y la vida de esta filósofa existencialista y mística, que también fue poeta. Otra hermosa frase suya, muy conocida “el amor no es consuelo, es luz”. Una mujer fascinante, inteligente, a la que las cúpulas ideológicas, políticas, culturales y religiosas del momento quisieron ganarla para su causas y conseguir su militancia, pero les resultó en balde. No se casó con nadie.
ResponderEliminarLa editorial aprovechó para sacar sus obras el centenario que se celebró el pasado mes de febrero. De cualquier modo, es un lujo poder acercarse a esta mujer a través de sus escritos.
ResponderEliminarEmilio
En la vida y en la obra de S.Weil hay un preocupación constante por el dolor humano, por los últimos, por los desgraciados.
ResponderEliminarToda su obra gira en torno al desarraigo, dice "echar raíces quizá sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana. Es una de las más difíciles de definir. Un ser humano tiene una raíz en virtud de su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad que conserva vivos ciertos tesoros del pasado y ciertos presentimientos de futuro".