domingo, 20 de diciembre de 2009

Espiritualidad cristiana.

"Las directrices para la meditación desde el siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XX tendieron a ser excesivamente detalladas. A menudo el contenido bíblico era insuficiente y la meditación estaba poco ligada a la liturgia. Sin embargo, la renovación religiosa desde el Vaticano II ha traído un nuevo aprecio por la meditación y la contemplación…



Ya no podemos seguir viendo la meditación y la contemplación como experiencias esotéricas y elitistas. Nadie ha hecho más que el monje trapense Thomas Merton para liberar la meditación y especialmente la contemplación de ese elitismo. Merton hizo mucho para recuperar la tradición contemplativa sin caer en la trampa de trivializar la contemplación. Merton se preguntaba: ¿Qué significa la vida contemplativa o la vida de oración, soledad, silencio y meditación para el hombre de la era atómica? Este monje trapense, cuyas obras han sido mas leídas que las de cualquier otro monje de la historia, redescubrió a los cristianos su herencia de meditación y contemplación, y mostró con su vida que la meditación y la contemplación llevan inevitablemente a un ministerio de justicia y paz.


Durante el tiempo posterior al Vaticano II, se ha propagado también el interés por técnicas meditativas como la meditación trascendental. Aun cuando tales técnicas pueden tener beneficios terapéuticos y pueden ayudar al cristiano que busca el silencio y la oración, la meditación cristiana es más que una técnica. Es un acto de fe, un ejercicio religioso realizado como parte del seguimiento personal de Cristo. Su fundamento es la palabra de Dios y esta siempre abierto al don de la contemplación”.

Espiritualidad cristiana. Temas de la tradición”.
Lawrence S. Cunningham y Keith J. Egan.
Sal Terrae.
Página 119/120.

3 comentarios:

  1. Estupenda reflexión. Yo me he encontrado con cada aberración durante el último tiempo, que no paro de sorprenderme con algunas actitudes del ser humano.

    Un abrazo y gracias por compartir esta reflexión con todos nosotros.

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  2. Hacemos contemplación, creo, en cualquier lugar y momento en el que experimentamos a Cristo. Se nos abren los ojos a su escritura y podemos leerlo en ese instante y sitio. Me parece sugerente, para meditar, este poema de Panero.

    ESCRITO A CADA MOMENTO...

    Para inventar a Dios, nuestra palabra
    busca, dentro del pecho,
    su propia semejanza y no lo encuentra,
    como las olas de la mar tranquila,
    una tras otra, iguales,
    quieren la exactitud de lo infinito
    medir, al par que cantan...
    Y su nombre sin letras,
    escrito a cada instante por la espuma,
    se borra a cada instante
    mecido por la música del agua;
    y un eco queda solo en las orillas.
    ¿Qué número infinito
    nos cuenta el corazón?
    Cada latido,
    otra vez es más dulce, y otra y otra;
    otra vez ciegamente desde dentro
    va a pronunciar Su nombre.
    Y otra vez se ensombrece el pensamiento,
    y la voz no le encuentra.
    Dentro del pecho está.
    Tus hijos somos,
    aunque jamás sepamos
    decirte la palabra exacta y tuya,
    que repite en el alma el dulce y fijo
    girar de las estrellas
    Leopoldo Panero

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  3. Gracias por este articulo, muy esclarecedor!!
    Un abrazo y feliz Navidad!

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