“La meditación no es una búsqueda; no consiste en buscar, probar o explorar. Es una explosión y un descubrimiento. No es un domesticar el cerebro para que se amolde, ni es un autoanalisis introspectivo; ciertamente no es el entrenamiento en la concentración, que incluye preferencias y rechazos. Es algo que llega con naturalidad cuando todas las aseveraciones positivas y negativas y las realizaciones han sido comprendidas y abandonadas fácilmente. La meditación es el vacío total del cerebro. Lo esencial es el vacío; el ver sólo existe desde el vacío; de él proviene toda virtud, no la moralidad social y la respetabilidad. Es desde este vacío que llega el amor, de otro modo no es amor. Los cimientos de la recta conducta estan en este vacío. Él es el principio y fin de todas las cosas”. (K)
Desde mi pobre experiencia pienso que debe ser así. Meditar es vaciar todo tu ser para ver la luz y la verdad que alumbra la luz.
ResponderEliminarPor eso, la meditación está en el experimentar, vaciado de ti, la verdad del otro, del Otro que puede llenarte de contenido y darle a tu vida un sentido verdadero.
Un abrazo en XTO.JESÚS.
Pienso, Manuel, utilizando el título de esta entrada, que el fragmento que nos has dejado en el margen de la página da pie a meditar y reflexionar sobre encuentros y desencuentros entre religión, ética, moral y espiritualidad cristianas.
ResponderEliminar“A pesar de que El Príncipe, de Maquiavelo, es un libro francamente inmoral, jamás ha figurado en el índice de libros prohibidos a los católicos”. (Paz en tiempos de oscuridad, 146). Thomas Merton.
Muy interesante también el concepto de virtud que se refleja en este texto de K.