“Señor, envíame cada alborada un ángel para que arranque de mi corazón los cardos y las ortigas, por si, durante la noche, el enemigo los hubiese plantado. Padre, estoy metido en el punto exacto donde se cruzan las corrientes; no te olvides, no sueltes tu mano de mi mano, y no dejes de cantarme cada noche una canción de cuna”
(Ignacio Larrañaga)
Maravillosa oracion.
ResponderEliminarGRacias por compartirla.
Gracias, porque son tus hermosas y cuidadas selecciones, el modo en que Dios nos habla al oído...
ResponderEliminar¡Bendiciones!