“Las respuestas que busca y necesita el hombre moderno no son las expresadas con limpias fórmulas verbales o en un sistema construido lógicamente. En su propio ser existe una profunda desconfianza de la lógica y del sistema. Su necesidad y su esperanza residen en un mundo de paradojas, al que no puede llegar la lógica estricta, ya que se trata del reino de lo personal y lo único. El significado mismo de la identidad personal se pierde si suponemos que se conforma según los precedentes y el tipo general. La cuestión de la identidad y del significado en nuestra vida personal nunca puede ser adecuadamente respondida por la lógica, sino sólo por la vida misma. No obstante, vivimos en un mundo donde las palabras, las formulas, las respuestas oficiales y un sistema aparentemente lógico pueden fingir que deciden todo por nosotros y por anticipado. Si el hombre moderno, en busca de su verdadero ser, en busca de la atmósfera existencial de una exploración que no ha sido determinada de antemano, viene a la vida monástica y descubre que todas sus preguntas están respondidas de antemano, que todas sus decisiones son tomadas en su nombre, que todos sus movimientos deben encajar dentro de una rígida necesidad lógica de negro y blanco, correcto e incorrectos absolutos, quizás intente seriamente aceptar las respuestas y quizá durante unos cuantos años parezca lograrlo. Pero al final se sentirá tan frustrado en el monasterio como en el mundo. No podrá encontrarse porque no podrá buscarse”.
“Decidir todo de antemano y decir exactamente qué forma precisa tomará el desafío de la gracia, equivale a despojar de su significado a la gracia y reducir el Evangelio de amor a un sistema de seguridad legal”.
Thomas Merton.
“Acción y contemplación”, 21-23.
“La fidelidad a la gracia en mi vida es fidelidad a la sencillez”.
ResponderEliminarTomas Merton.
La sencillez del anuncio del Evangelio nos trae la gracia, y la gracia nos hace ir hacia "adentro" de nosotros mismos y para "adelante" en el compromiso con los demás, quiero decir que la gracia tiene un dinamismo que viene del Evangelio, no viene de las reglas o de la ley que es necesaria, sea en un monasterio o en el mundo.
Pero es verdad que muchas veces no tenemos suficiente luz para darnos cuenta de esto y absolutizamos la ley, nos equivocamos, y nos perdemos, no podemos buscarnos ni encontrarnos.
Solemos irnos de un extremo al otro. La rigidez espiritual nunca es buena. Hay que dejarse llevar por el viento del Espíritu...ayudados por un buen director espiritual, que hará que no caigamos en un mero seguir nuestros caprichos. Un abrazo: Joan Josep
ResponderEliminarUna vez más, la lucidez y la sabiduría de Merton en lo que experimentó y escribió. Experimentar a Jesús, Dios abajado, en una humanidad que no dudó en ignorar y rebelarse a todos los legalismos y normas que se enfrentaban o contraponían a la humanidad de la persona.
ResponderEliminarCreo que no debe ser fácil fluir en el Espíritu dentro de una rigidez formal. Álguna vez he tenido ese sentimiento visitando monasterios o haciendo retiros.
ResponderEliminarPero aún así... ese Abandono debería ayudar a esas personas a trascenderlo todo... incluso el aspecto legal y formal.
Un fuerte abrazo, querido hermano.
Carmen.
Bueno lo veo no solamente en la vida monástica, ya que no hago parte de ella. Creo que el ser humano con ansias de buscarse, trata de alguna manera, encajar en algún lugar, buscar desesperadamente algo que le identifique y le de valor propio y personal. Desafortunadamente los sistemas, llamese religiosos, políticos, etc, jamás pueden darle esa individualidad a aquél que la busca.. es por eso tan importante eso que dice Merton de que es necesario explorar nuestro propio camino y buscar nuestras respuestas, sustentados por la Gracia, y por la afirmación del Padre, que se rehusa a crear modelos en serie, de hombres llamados a ser distintos en Unidad con Él y con otros.
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