"La paz de Cristo no es una fórmula de evasión individual ni de realización egoísta. No puede haber paz en el corazón del hombre que busca la paz para él solo. Para hallar la verdadera paz, la paz de Cristo, tenemos que desear que otros también tengan la paz y estar dispuestos a sacrificar parte de nuestra paz y felicidad, con el fin de que otros tengan paz y sean felices.
La paz que trae Cristo no es la paz de un orden tiránico que es desorden porque en él toda oposición queda suprimida, y las diferencias se borran violentamente. La paz no significa la supresión de todas las diferencias, sino su coexistencia y fecunda colaboración. La paz no consiste en un hombre, un partido o una nación, que aplauden y dominen a todo lo demás. La paz existe donde los hombres que pueden ser enemigos son, por el contrario, amigos en razón de los sacrificios que han hecho con el fin de encontrarse en un nivel más alto, donde las diferencias entre ellos no son ya origen de conflicto".
Thomas Merton
LA PAZ MONÁSTICA, 83.
.."encontrarse en un nivel más alto"...
ResponderEliminarLa unión de corazones desde la oración con Jesús, por El y en El, se entiende como colaboración y comunicación en la diferencia de pensamientos, de iniciativas, ...de mil cosas, porque todos tenemos diferentes modos de ser y de pensar.
Por eso podemos estar unidos en la Iglesia y tener pensamientos, modos, estilos tan distintos, contrarios o que crean como "bloqueos" pero "en el fondo" nos "unimos en la altura" como dice Merton.
Precioso fragmento de Merton. Qué cierto que la paz, y en especial la paz de Cristo, no puede resultar nunca de imponer a los demás el uniforme de nuestras verdades. Eso ya supondría un acto de violencia. Y, es muy posible, que detrás de todas las guerras y todo tipo de violencias, como dice el propio Merton, no haya otro cosa que el miedo.
ResponderEliminarCreo que la paz es una torre que levantar. Un proyecto que mantener. Un esfuerzo que hay que hacer. Un camino que recorrer.
Las voces que construyen la paz son las de gente que se compromete de manera clara y sin fisuras con la idea de un mundo bueno donde vivir.
DANOS TU PAZ (Casaldáliga)
“Danos, Señor, aquella Paz extraña
que brota en plena lucha
como una flor de fuego;
que rompe en plena noche
como un canto escondido;
que llega en plena muerte
como el beso esperado.
Danos la Paz de los que andan siempre,
desnudos de ventajas,
vestidos por el viento de una esperanza núbil.
Aquella Paz del pobre
que ya ha vencido el miedo.
Aquella Paz del libre
que se aferra a la vida.
La Paz que se comparte
en igualdad fraterna
como el agua y la Hostia”.