lunes, 20 de septiembre de 2010

PRESENCIAS

“El noviciado ya no me habla de mi pasado (véase “Guardia del fuego”, en El signo de Jonás). Para empezar, se reformó hace seis años, y ahora habla más de la actual generación de novicios.
Al pasar distraídamente en mi ronda, empujé la puerta del scriptorium de los novicios y encendí la luz sobre las mesas, y el vacío cuarto volvió a hablar otra vez. Me quedé allí largo tiempo antes de subir a la capilla. Cuatro largas filas de mesas. Sus mesas son todo lo que es más o menos “suyo. Allí se sientan a leer, a escribir, a pensar lo que sea más personal, más verdaderamente suyo. Allí guardan sus cartas, sus pocos libros propios, sus notas.
Mirando el oscuro cuarto vacío, con todos ausentes, parecía que, por estar allí todo lo que ellos amaban, “ellos” estaban allí muy verdaderamente de un modo espiritual, aunque en realidad estaban todos arriba en el dormitorio, durmiendo.
Era como si su amor y bondad hubieran transformado el cuarto y lo hubieran llenado con una presencia curiosamente real, consoladora, perfecta: se diría que con Cristo. En efecto, me pareció un momento que Él estaba tan realmente presente, en cierto modo, como arriba en la capilla”



CONJETURAS DE UN ESPECTADOR CULPABLE, 198.

1 comentario:

  1. El fragmento es un detalle más de la hermosa y particular experiencia espiritual vivida por Merton, transmitida con su “toque” poético y profundamente humano.
    Creo que todos, en el libro de nuestras vidas, contamos con páginas especiales, escritas en el abrazo de presencias. Es en el amor en donde nos habitan presencias que superan distancias y separación; es por amor que construimos puentes entre corazones, que anulan ausencias. O casi… al menos las mitigan.
    Y en cada capítulo de ese libro está la Presencia, unas veces intuida, otras anhelada, en ocasiones vivida, y siempre buscada. Sentir la Presencia en los demás, en nuestro corazón, en pequeñas historias y en la historia grande. Presencia fuertemente sentida en la esperanza y en el amor. Diferentes lugares y distintas situaciones que nos manifiestan destellos que hablan de una luz mayor, leves sonidos que auguran una sinfonía espléndida… signos de la Presencia. Semillas vivas que nos inspiran, motivan e interpelan a cada uno, de manera singular. “He aquí que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 16). No se fue.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.