miércoles, 28 de septiembre de 2011

LA FELICIDAD

Una buena amiga me comentó hace poco que yo hablaba poco de la felicidad; puede que ciertamente no fuera un término frecuente en mis entradas o comentarios personales, pero siempre está presente detrás de lo que creo y busco. Como señal de compromiso con el tema traigo aquí un texto de un maestro.


“Mira dentro de ti, entiende que existe un generoso reino de felicidad autosuficiente. Tú no lo habías encontrado antes dentro de ti, porque tu atención estaba volcada hacia las cosas en que crees, o hacia tus ilusiones con respecto al mundo.
Necesidades emocionales para conseguir la felicidad en el exterior, no hay ninguna; puesto que tú eres el amor y la felicidad en ti mismo. Sólo mostrando ese amor y gozándote en él vas a ser realmente feliz, sin agarraderas ni deseos, puesto que tienes en ti todos los elementos para ser feliz.
Pon tu felicidad en la vida y te darás cuenta de que, cuando quedas libre, es cuando eres capaz de amar.
Alimenta este valiente sentimiento. Tú alcanzaste la felicidad. ¿Consigues sentirla?
"La felicidad no está en lo que yo poseo sino en lo que soy". Tu yo es el que necesita ser. ¿Puedes verlo? Esta es la fe verdadera.
La felicidad y el amor van juntos pero no producen emociones, ni excitación, porque esto es enemigo de la felicidad. Tampoco producen aburrimiento, porque la felicidad nunca harta cuando es, de verdad, felicidad.
La felicidad no tiene contrapuesto porque nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va porque tú eres felicidad. Si deseamos ser felices, podemos serlo inmediatamente, porque la felicidad está en el momento presente. Aun así, si deseamos ser más felices de lo que somos, o más felices que los otros, tenemos los atributos de una persona infeliz, porque las felicidades no se pueden comparar. Ese tipo de deseo es insaciable. Podemos ser tan felices como lo somos, y no podemos nunca medir cuán felices son los otros.
Abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad, sino de los deseos y de las ideas equivocadas. Para ser feliz no has de hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerte de falsas ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad.
La felicidad no tiene causa. Cuando nada pueda herirte, ninguna persona, ningún acontecimiento, nada, entonces serás feliz.
¿Qué hacer para ser feliz? ¡Nada! No se hace nada. Es necesario desprenderse de las cosas. De la ilusión. De las ideas erróneas.
Nuestra felicidad o infelicidad dependen más de la manera por la cual percibimos y nos enfrentamos con los acontecimientos, que de la propia naturaleza de éstos. Si no te está gustando tu vida, hay algo radicalmente erróneo en ti.
Todos somos necesarios. El valor para tener en cuenta es ser feliz y buscar tu sitio en la vida.
Tú ya eres felicidad, eres la felicidad y el amor, pero no lo ves porque estás dormido”.

Anthony de Mello.

2 comentarios:

  1. Es determinante, por sus consecuencias para nosotros, la lectura y actitud positivas con las que afrontamos todo lo que nos acontece en nuestra travesía vital: aprendiendo, madurando, creciendo. Disfrutamos del calor porque hemos sentido el frío, valoramos la luz, porque conocemos la oscuridad y comprendemos la felicidad porque hemos conocido la tristeza, y ojalá comprendamos y experimentemos lo que es verdaderamente vivir, antes de partir. Sería una gran pena si, por estar dormidos, como dice De Mello, no viéramos el amor y la felicidad. Por dormir, no vivir.
    Felicidad al experimentar la vida como regalo infinito del Misterio, del que somos parte y en el que respiramos por amor; un Misterio en el que somos realmente libres, por la gratuidad absoluta de un Dios, el de Jesús, que no se manifiesta de una forma manipuladora ni intervencionista.
    La búsqueda de Dios, ¿qué es, sino búsqueda de la felicidad? La experiencia de Dios, ¿qué es, sino felicidad? Lo que ocurre es que, mientras atravesamos esta parte del camino, la felicidad no puede ser absoluta y permanente. Aquí gozamos de momentos de felicidad, que se intensifican y hacen más perdurables a través de la esperanza. Confiando se vencen los miedos, que son siempre generadores de violencias, insatisfacciones y sufrimientos. Confiando en Cristo, en el Dios que Él nos revela, nos liberamos del miedo con mayúsculas, y descubrimos esa felicidad real que ya llevamos en semilla germinante dentro de nosotros; construimos así una esperanza que nos conducirá hacia la felicidad plena y sin interrupciones.

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  2. Puede que tu buena amiga tenga razon, Manuel, porque no hables expresamente de la palabra felicidad. Pero esta implicita en todo lo que propones, en el Dios y en el hombre que anuncias.
    Tambien Felicidd es vivir en Tu casa, (Tu amor), (Tu iglesia) y alabarte por toda la vida.
    Un abrazo,
    Sol

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