miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL SILENCIO, LA OSCURIDAD, LA RESTA...

El terreno del alma es oscuro” (Maestro Eckhart)

“La Ilustración nos ha convertido a todos los que vivimos en la civilización occidental, en ciudadanos de la luz. Y de las luces. Buscadores de la satisfacción del cerebro izquierdo, que está orientado hacia la luz. La invención de la bombilla de luz, de la electricidad, de las luces de neón y de los parcos interruptores de la luz fue un maravilloso producto de los adelantos tecnológicos de la Ilustración. Y con la bombilla de luz llegó también la radio, de modo que ya no sólo eran nuestros ojos los que eran atraídos hacia el exterior, sino también nuestros oídos. Con la televisión experimentamos un nuevo tipo de máquina de luz; una que combina ojos y oíos, luz y radio, para atraernos fuera de nosotros mismos. Luego vino la televisión a color, cuya luz es una luz muy, muy brillante de variedades de arco iris, aun más atrayente y exigente. La religión ha llegado estar también muy orientada hacia la luz en occidente. La religión del Positivismo es casi luz pura. Y todos los himnos sentimentales que ignoran la oscuridad o la reducen antropomórficamente al pecado humano y, por lo tanto, a la salvación, contribuyen a una iluminación excesiva de nuestro mundo.
¿Qué precio hemos pagado como nación por toda esa luz? Nos hemos vuelto temerosos de la oscuridad. Temerosos de la falta de luz. Y por ende, del silencio. De la falta de imágenes. Queremos más: más imágenes, más luz, más beneficios, más mercancías. Y si Eckhart estaba en lo cierto respecto al poder de la resta versus el poder de la suma, durante el proceso, nuestras almas se marchitan. Porque el crecimiento de la persona humana tiene lugar en la oscuridad. Bajo tierra. En pasadizos subterráneos. Ahí donde “ninguna imagen ha llegado jamás hasta lo cimientos del alma”, sólo actúa Dios.
Una espiritualidad orientada la luz es superficial: como una superficie, carente de las raíces profundas y oscuras que nutran, sorprendan y arraiguen al gran árbol”.

Matthew Fox, “La bendición original”, Obelisco.

2 comentarios:

  1. Siempre es enriquecedora la posibilidad de mirar la realidad, la vida, desde ángulos distintos. Y esta visión que Fox tiene de la oscuridad puede ser, aunque parezca paradójico, muy “luminosa”. Además, qué bello pensar que sin la oscuridad de la noche nos privaríamos de la grandeza y el brillo de la luna.
    El mal no está en la oscuridad en sí misma, que como dice Fox puede hasta constituir una raíz de riqueza profunda, y todos podemos tener experiencias de ella; más bien creo que lo peor es que permanezcamos anclados en el rincón de una oscuridad estéril. por temor a que la luz nos deje ver cosas que derrumbarían nuestras conjeturas.

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  2. El Creador quiso que María desde el principio, el papel decisivo de aplastar con su humildad, la pureza y la obediencia, la cabeza de la serpiente del mal. Visite nuestro blog:
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