Cuatro hombres entablaron una discusión.
Cada uno decía:
"¿Quién sabe cómo
tener el Vacío por cabeza,
la Vida por espina dorsal
y la Muerte por rabo?
¡Quien sepa cómo será mi amigo!"
Con esto se miraron entre sí,
vieron que estaban de acuerdo,
se echaron a reír
y se hicieron amigos.
Entonces uno de ellos cayó enfermo,
y otro fue a verlo.
"¡Grande es el Creador", dijo el enfermo,
"que me ha hecho como soy!
Estoy tan doblado
que mis tripas están por encima de mi
cabeza;
reposo la mejilla
sobre mi ombligo;
mis hombros sobresalen
por encima de mi cuello,
mi coronilla es una úlcera
que inspecciona el cielo;
mi cuerpo es un caos
pero mi mente está en orden."
Se arrastró hasta el pozo,
vio su reflejo y declaró:
"¡Menuda porquería
ha hecho de mí!"
Su amigo le preguntó:
"¿Estás descorazonado?"
"¡En absoluto! ¿Por qué habría de estarlo?
Si Él me hace pedacitos,
y con mi hombro izquierdo
hace un gallo,
yo anunciaré el alba.
Si Él hace una ballesta
de mi hombro derecho,
suministraré pato asado.
Si mis nalgas se convierten en ruedas
y si mi espíritu es un caballo.
¡me pondré yo mismo los aparejos y
cabalgaré
en mi propio carro!
Hay un tiempo para unir
y otro para deshacer.
Aquel que entiende
esta sucesión de hechos
acepta cada nuevo estado
en su momento preciso
sin dolor ni regocijo.
Los antiguos dijeron: 'El ahorcado
no puede descolgarse solo.'
Pero a la larga la Naturaleza es más fuerte
que todas sus cuerdas y ataduras.
Siempre fue así.
¿Qué razón hay
para descorazonarse?
Thomas Merton
“El camino de Chuang Tzu”.
Esta entrada me parece un canto al optimismo, una lección de sabiduría. “Hay un tiempo para unir y otro para deshacer…” asumir, aceptar, y más aún valorar y enriquecernos con los cambios, es una prueba de madurez impresionante. Me trae a la memoria este relato, lo que me significa, el conocido poema de Kipling, el tan famoso “Si…” con su frase final “…tuya es la tierra y cuanto en ella hay, y más aún, serás un hombre, hijo mío”. Pura, y buena, filosofía de vida.
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