Del año 2003 es el libro “Odres nuevos. Antología de una visión espiritual”, de Joan Chittister, publicado en Sal Terrae; escritora de perspectiva feminista, ofrece aquí unas claves para articular una espiritualidad vinculada estrechamente con el presente de la humanidad. Uno de los capítulos de este libro, titulado “Profecía”, está dedicado a “Tomas Merton: sembrador de una acción radical y un corazón iluminado”; los interesados en ampliar su visión y comprensión de este maestro pueden leerlo íntegramente en este libro, en esta entrada les comparto simplemente algunas ideas del texto, que abarca más de 20 páginas.
“Los retazos de su vida son un consuelo para la persona media. Y al mimo tiempo resultan confusos. Merton fue un niño precoz, un adolescente sin control, un joven disoluto, un universitario y un intelectual. Thomas Merton no fue el típico niño bien criado orgullo de su madre; fue un hombre que recorrió el camino del infierno al cielo, dando a conocer el trayecto en cada recodo, para que los demás pudiéramos encontrar esperanza y sentido en nuestro propio trayecto”. (Pág. 39)
“Lo que los maestros nos enseñan mientras viven es una cosa, la naturaleza de lo que nos dejan para que pensemos sobre ello el resto de nuestra vida es otra. Es verdad que Thomas Merton era una personalidad fascinante, cautivadora, inusual, encantadora y provocativa; pero aquello hacia lo cual él orientó a mirada del mundo es mucho más que la mística o el misterio de la vida enclaustrada. Nos dejó cosas sobre las que vale la pena pensar durante mucho, mucho tiempo”. (Pág. 40)
“El monaquismo de Merton era una revolución sólo igualada por el propio monaquismo benedictino de los orígenes. Hasta el siglo VI, el monacato fue un ejercicio privado y personal de la espiritualidad. Fue Benito quien, en el siglo VI, hizo de la comunidad humana misma la esencia de la santidad. El monaquismo de Merton fue también una revolución que sacó al monacato de los confines del monasterio local y lo situó en la preocupación por la comunidad mundial. El monaquismo de Merton era un monaquismo centrado en la presencia de Dios en el presente”. (Pág. 41)
“Merton veía el mundo a través de un corazón libre de fórmulas y no ensombrecido por los sistemas. Enseñó más que la piedad y el ascetismo por si mismos; enseñaba conceptos que entonces se oponían a la tradición y se siguen oponiendo a la cultura: el pecado de la pobreza, el imperativo moral de la paz, la recta administración, el santo poder de la no violencia, la santidad de la visión global y la esencia de la iluminación. Merton esparcía semillas de contemplación que llevaban a la acción, concepto espiritual frecuentemente olvidado pero siempre fundamental”. (Pág. 42)
Por lo poco que conozco la obra escrita de TM creo que este párrafo es muy preciso para describir su personalidad y su influjo:
ResponderEliminar" El monaquismo de Merton fue también una revolución que sacó al monacato de los confines del monasterio local y lo situó en la preocupación por la comunidad mundial. El monaquismo de Merton era un monaquismo centrado en la presencia de Dios en el presente."
Joan Chittister sigue siendo, a sus 75 años, una voz fresca, lúcida y coherente que, desde el pensamiento progresista y un matiz feminista, apuesta por un enfoque teológico distinto al más oficial y ortodoxo y por una espiritualidad inclusiva y abierta al ser humano y al mundo de hoy. Una voz muy válida para recrear el humanismo cristiano. Creo que con Merton hubiera tenido unas conversaciones muy jugosas. Los dos coinciden en buscar la fuente de la luz en la misma dirección o por caminos muy próximos. Como Merton, Chittister también está muy implicada en temas de justicia social y paz, además de ser defensora de reformas eclesiales como el acceso femenino al sacerdocio y posicionarse a favor de los métodos de limitación de la natalidad.
ResponderEliminarLos fragmentos que nos compartes, Manuel, pienso que nos dan una aproximación muy real del Merton. En el fondo, veo reflejada también a Joan en la frase que encabeza el último párrafo: “Merton veía el mundo a través de un corazón libre de fórmulas y no ensombrecido por los sistemas”. Ella va por ese camino. Y no es nada sencillo ni cómodo hacerlo. Hace falta coraje y valentía…
Por cierto, este mes sale publicado en Sal Terrae un nuevo título suyo: “40 cuentos para reavivar el espíritu”.