“María, la madre de Jesús, nos enseña que no sólo es Dios madre, sino que Dios también es hijo. Y nosotros tenemos que ser las madres de Dios. Ella es sólo Theotikos, la madre literal de Dios, pero a través de su ejemplo nos llega la Buena Nueva de que nosotros también somos madres de Dios, siempre que nuestros partos den los frutos de sabiduría y compasión, como lo hizo el suyo en la persona de Jesucristo.
Jesús, aunque era varón, impresiona al mundo con su constante crecimiento en sabiduría y en gracia (Lucas 2, 52) y por su predica del lado maternal de Dios, es decir, de la compasión. Sed compasivos como el Creador en el Cielo es compasivo, insiste Lucas (6, 36) como resumen de toda su enseñanza. Y lo mataron por enseñar esto; es decir, que el Creador es maternal, como también es paternal.
Dar a luz a la sabiduría o dar a luz a la compasión es dar a luz a Dios. Aquí reside el más profundo de todos los significados que hay detrás de la cosmogénesis, el nacimiento del cosmos que se despliega, y aquí nosotros, como cocreadores con Dios, tenemos un papel significativo. Es aquí donde todo arte, todo trabajo, toda expresión de uno mismo, toda sexualidad, toda creatividad, todo el poder divino del humano que es una persona real, encuentra su expresión más completa.
Dar a luz a nuestra vida como una vida de belleza y una obra de arte es necesariamente un dar a luz a Dios en el cosmos. Es por esta razón que Eckhart se lamenta de una forma tan conmovedora de la falta de vocaciones como madres de Dios en nosotros. Escribe:
¿Está inquieto tu corazón? Entonces todavía no eres madre. Sólo estás de camino de dar a luz. Sólo estás cerca del nacimiento. Sin la creatividad, que es nuestra divinidad y la expresión de la imagen de Dios en nosotros, estamos tristes y vivimos con corazones inquietos como individuos y como pueblo. Sólo la más profunda recuperación de nuestra maternidad, una maternidad que da a luz a Dios al dar a luz vidas y obras de sabiduría y compasión, nos satisfará. En este nacimiento, promete Eckhart, encontrarán toda la bendición. Pero desatiendan este nacimiento y desatenderán toda bendición”.
(Matthew FOX, La bendición original, Obelisco, 273-274)
La lectura de este libro me sedujo, creo que encierra muchas ideas interesantes. Y la lectura de este fragmento tan sugerente que has elegido, Manuel, me ha llevado a releer entero el capítulo al que pertenecen estos párrafos, cuyo título ya dice mucho y bien de su contenido: “Dios como Madre, Dios como Hijo: nosotros como madre de Dios y dando a luz al Hijo de Dios”. También son muy enriquecedoras todas la citas previas que cita antes de entrar en materia, alusivas al tema. Por cierto, muchas veces, bien en notas a pie de página, o en citaciones directas, Fox hace referencia en este libro a Thomas Merton.
ResponderEliminarEn este capítulo cita, entre otros, a Meister Eckhart, “Todos estamos destinados a ser madres de Dios. Porque Dios siempre necesita nacer”. Y a Francisco de Asís, “Somos la madre de Cristo cuando lo llevamos en nuestro corazón y en nuestro cuerpo a través del amor y de una consciencia pura y sincera. Y damos a luz a Cristo a través de nuestras obras santas que deberían brillar en los demás mediante nuestro ejemplo”.