Llega otra vez la Cuaresma cristiana, y con ella la preparación para celebrar la PASCUA. Volvemos a escuchar o leer los mismos pasajes bíblicos que nos introducen en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, pero siempre en un contexto diferente, el de nuestra propia y cambiante vida. Dios vuelve para hablarnos al corazón, y hablarnos siempre desde su eterna e inclaudicable promesa de amor.
En nuestra vida personal y comunitaria siempre es Cuaresma, y siempre es Pascua, porque vivimos en medio de alegrías y tristezas, triunfos y fracasos, sorpresas y decepciones, ganancias y pérdidas. Permanecemos en la medida en que nos aferramos a lo que no pasa, el amor, incluso cuando parece que no hay nada que esperar, y a nuestro alrededor sólo hay oscuridad.
La Cuaresma nos habla del ascenso trabajoso a la montaña de la vida, nos habla de proceso, crecimiento, maduración, y de renuncias, elegidas o impuestas. La Cuaresma nos habla de riesgo, de cambio, y de perdón. En fin, es una invitación a estar disponibles, a vivir en libertad, desterrar el miedo, porque el amor es más fuerte que la muerte, incluso cuando la muerte hace valer su poder ante nosotros.
En la Cuaresma se renueva nuestra fe, ante los desafíos inevitables de nuestra propia humanidad; en ella nace, padece, muere y resucita Jesús constantemente. Imposible ser de Jesús y cerrarse a la propia carne, y no ser solidarios, y no estar abiertos para quienes, como nosotros, batallan por encontrar sentido a la existencia.
La Cuaresma, en fin, es siempre oportunidad para que cada uno se reencuentre consigo mismo y con Dios, abrazando lo que es, y teniendo delante lo que está llamado a ser. Si cada ser humano, hombre o mujer, es único e irrepetible, entonces, más allá de ciertos elementos comunes, la búsqueda y el camino de cada uno es totalmente original. Pertenece a cada uno de nosotros ahondar y crecer en su verdad, a la luz de Cristo.
Con este párrafo me quedo con todo su contenido , excelente reflexión.
ResponderEliminarSi que me llega más profundo cuando hablamos de renovar nuestra Fe y que cada ser humano es irrepetible , cada uno somos seres diferentes y Dios está presente cuando estamos en la búsqueda y en el camino de encontrar la Verdad. Aceptando nuestro ser con humildad ante los ojos del Creador , seremos acogidos todos ante El. Tiempo de Cuaresma , de renovación de Fe , acción de perdón , actuación de sencillez y humildad.
Un saludo
Me gusta esta entrada, especialmente esto:
ResponderEliminar"Si cada ser humano, hombre o mujer, es único e irrepetible, entonces, más allá de ciertos elementos comunes, la búsqueda y el camino de cada uno es totalmente original. Pertenece a cada uno de nosotros ahondar y crecer en su verdad, a la luz de Cristo."
Te deseo una linda Cuaresma.
Precioso, Manuel.
ResponderEliminarConvertir el dolor en poesía y crecimiento, en una oportunidad de desrrollar lo mejor de nosotros mismos.
Saludos.
M.José