LA HUIDA A EGIPTO
Por todos los rincones de la ciudad invernal
Hierro en escuadrones resuenan por las calles;
La policía de Herodes
Escalofría las sombrías escaleras de los edificios
Y los negocios por
hacer.
No mires atrás a tu comarca estrellada,
Ni oigas qué rumores pululan por lo oscuro
Donde la sangre desciende por esas paredes sacras,
Ni hagas una bendición infantil con Tu mano
Hacia esta ardiente
espiral de almas gozosas.
Ve, niño de Dios, por el desierto sonoro
En que, con ojos de
llama,
Los leones vagabundos
guardan tu camino de todo daño.
Thomas MERTON, “Veinte poemas”, Madrid, 1953.
(Traducción: José
María Valverde)
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