lunes, 27 de mayo de 2013

IGNACIO DE ANTIOQUÍA.


Las 7 cartas de Ignacio que la Iglesia conserva y atesora nos acercan  a la situación de la comunidad cristiana a principios del siglo II.  Ignacio, obispo, había sido condenado a morir devorado por las fieras en Roma. Hacia ella le llevan los soldados imperiales, y en el camino escribe estas 7 cartas.  Expresan su preocupación por la comunidad que deja atrás, por las persecuciones de sus hermanos, por los falsos maestros y las indisciplinas y divisiones de la Iglesia. Ignacio rechaza a los que negaban la vida física de Jesucristo, y rechazaban la comunión, y a los que veían a Jesús como un simple maestro dentro del judaísmo. Ignacio reafirma una y otra vez la realidad de la humanidad de Jesucristo. Ignacio es más cercano a la teología de Juan que a la de Pablo. Es el primero que emplea la frase “Iglesia Católica”. También subraya la importancia del obispo local, y es el primer testigo de la existencia de un episcopado monárquico (Nada debe hacer la Iglesia sin contar con el obispo, y quien no se somete a él, no está sometido a Dios). Expresa de modo único el sentido del martirio para los primeros cristianos.

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