"El miércoles de Ceniza, el comienzo del ayuno cuaresmal, es un día de felicidad, una fiesta cristiana. No puede ser de otro modo, ya que forma parte del gran ciclo pascual".
"Hemos de recordar el significado original de la Cuaresma, como ver sacrum, la sagrada primavera de la Iglesia en que los catecúmenos se preparaban para su bautismo, y los penitentes públicos se disponían con sus penitencias para ser devueltos a la vida sacramental en comunión con el resto de la Iglesia".
"Hay alegría en el saludable ayuno y en la abstinencia del cristiano que come y bebe menos, para que su ánimo esté más claro y receptivo para asimilar el sagrado alimento de la palabra de Dios, que la Iglesia entera anuncia y medita en la liturgia de cada día a lo largo de Cuaresma".
“En algunas comunidades monásticas, los monjes se acercan descalzos a recibir la ceniza. Andar descalzos es una cosa alegre. Es bueno sentir el suelo o la tierra bajo los pies. Es bueno que la iglesia entera esté callada, llena del rumor de hombres que andan sin zapatos. Uno se pregunta por qué llevamos cosas tales como los zapatos. La oración es mucho más significativa sin ellos. Sería bueno quitárselos en la iglesia siempre. Pero quizá eso le parecería fantástico a los que han olvidado tales satisfacciones elementales. Algunos se podrían resfriar sólo de pensarlo… así que volvamos a la liturgia”.
"La liturgia del Miércoles de Ceniza no se enfoca en la pecaminosidad del penitente, sino en la misericordia de Dios... Las cenizas marcan todo nuestro ser con la misericordiosa bendición de Dios".
Thomas Merton
"Tiempos de celebración"
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