El hecho de que nuestro ser exija necesariamente expresarse
en actos no debía llevarnos a creer que tan pronto como dejemos de obrar
dejaremos de existir. No se vive únicamente para “hacer algo”, sea lo que sea:
la actividad no es sino una de las expresiones normales de la vida, y la vida
que expresa es de la mayor perfección cuando se sostiene a sí misma con una
economía ordenada de la actividad…
Primero tenemos que recobrar la posesión de nuestro ser, si
es que queremos obrar sensatamente o gustar alguna experiencia en su realidad
humana. Mientras no nos poseamos a nosotros mismos, toda nuestra actividad será
fútil. Si dejamos que todo el vino salga del tonel y se derrame hasta la calle,
¿con qué apagaremos nuestra sed? ”
THOMAS MERTON.
"Ser y obrar". En Los hombres no son islas.
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