viernes, 5 de junio de 2015

MERTON EN SU ERMITA

Hemos compartido, en entradas anteriores, algunos pasajes escritos por el monje trapense M. Basil Pennington que hacen parte de un retiro que hizo en la ermita donde Thomas Merton vivió, en Getsemaní… Por ejemplo, describe abundantemente la ermita en la que vivió Merton varios años, su entorno natural, y se pregunta cómo fue posible que Merton escribiera otra cosa que no fuera poesía viviendo en un lugar tan hermoso…


“Me pregunto cómo hizo Tom para escribir, o para escribir algo que no fuera poesía. Cada estación, cada día, tiene su propia belleza, única. En este preciso momento no hay nada que se imponga más que este cielo cambiante. A la distancia, los cerros se pierden en la profundidad de las sombras…”. 

Pero también habla de lo vulnerable del lugar en el que la ermita se encuentra, y recuerda las quejas de Merton acerca de lo accesible que estaba resultando para cualquier persona que quisiera verle:

"Ahora veo por qué Tom buscaba un lugar más alejado. No me había dado cuenta de que la ermita estaba tan expuesta. Sólo hay una delgada línea de árboles atrás, luego se abre en amplio campo que llega hasta la ruta. Por el costado de la ermita apareció un hombre. Dijo haber visto el techo desde el camino y atravesó el campo para ver la ermita de Merton. Con gentileza le sugerí que respetara mi retiro, pero insistió y finalmente pidió confesarse. Me pregunto si recibiré visitas muy a menudo esta semana. Anthony dijo que podía nevar. Eso ayudará”. 


De cualquier modo, en sus diarios, Merton habla de lo que la ermita en un momento determinado, hablamos de 1963, significaba para él: Necesito muchísimo este silencio y esta nieve. Aquí solo puedo encontrar mi camino, porque aquí solo el camino está justo frente a mis ojos y es el camino de Dios para mí, realmente no hay otro”.





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