"Un siglo
atrás, al inicio de la Gran Guerra, «masacre inútil», en palabras del Papa
Benedicto XV, nace otro gran norteamericano, el monje cisterciense Thomas
Merton. Él sigue siendo fuente de inspiración espiritual y guía para muchos. En
su autobiografía escribió: «Aunque libre por naturaleza y a imagen de Dios, con
todo, y a imagen del mundo al cual había venido, también fui prisionero de mi
propia violencia y egoísmo. El mundo era trasunto del infierno, abarrotado de
hombres como yo, que le amaban y también le aborrecían. Habían nacido para
amarle y, sin embargo, vivían con temor y ansias desesperadas y enfrentadas».
Merton fue sobre todo un hombre de oración, un pensador que desafió las
certezas de su tiempo y abrió horizontes nuevos para las almas y para la
Iglesia; fue también un hombre de diálogo, un promotor de la paz entre pueblos
y religiones."
"Tres hijos y
una hija de esta tierra, cuatro personas, cuatro sueños: Abraham Lincoln, la
libertad; Martin Luther King, una libertad que se vive en la pluralidad y la no exclusión; Dorothy Day, la justicia
social y los derechos de las personas; y Thomas Merton, la capacidad de diálogo
y la apertura a Dios."
"Una nación
es considerada grande cuando defiende la libertad, como hizo Abraham Lincoln;
cuando genera una cultura que permita a sus hombres «soñar» con plenitud de
derechos para sus hermanos y hermanas, como intentó hacer Martin Luther King;
cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como hizo Dorothy Day
en su incesante trabajo; siendo fruto de una fe que se hace diálogo y siembra
paz, al estilo contemplativo de Merton."
FRANCISCO. Discurso ante el Congreso y el Senado en E.U.
24 de septiembre de 2015