domingo, 31 de enero de 2016

CELEBRANDO UNA VIDA.



 Thomas Merton nació el 31 de enero de 1915 en Prades, Francia, hace hoy 101 años. Termina la celebración de su centenario, pero lo más importante continúa. Él sigue acompañándonos a buscar, a preguntarnos, a encontrar respuestas que quizás den paso a nuevas búsquedas. Por eso seguimos celebrando y escuchándolo.



"Hay una cosa en la vida cuyo valor es ilimitado, una virtud que no necesita practicarse con ninguna moderación. Esa cosa es el amor: el amor de Dios y el amor hacia las demás personas en Dios y por Él. No hay ninguna razón para menguar en tu interior el amor a Dios o por los demás, pues el amor es en sí un fin, el amor es por lo único que fuimos creados. El amor es la única razón por la que existimos."

THOMAS MERTON. Las Aguas de Siloé.


"Asediado por los mismos problemas y angustias que afligen a los seres humanos de nuestro tiempo, Thomas Merton accedió, y lo hizo en profundidad, a 'una sabiduría diferente' de los misterios cristianos y su capacidad sanadora, iluminadora y transformadora. Su pasión consistía en compartir esta sabiduría con cuantos nos encontrábamos al otro lado de los muros de su monasterio. No es que él hubiera encontrado respuestas, sino que había discernido una forma de explorar las cuestiones más radicales que desde siempre han inquietado a los buscadores espirituales. Comprendió que su vocación consistía en ser un servidor de la búsqueda humana de sentido, trascendencia y comunión, capaz de adentrarse en terrenos del corazón humano que pocos de nosotros se atreven a explorar. En esa inhóspita región del alma, descubrió Merton no solo el yo que había perdido en el laberinto del mundo moderno, sino su más escondida fuente: las insondables cálidas profundidades del misterio divino. Al recobrar su propia alma, se descubrió a sí mismo en toda su integridad y lucidez y se sintió capaz de mostrar el acceso a esta integridad fundamental, descubierta gracias al despertar de la mente contemplativa. El que en otro tiempo se había sentido desorientado en medio de la desoladora angustia y confusión del mundo y de sí mismo, llegó, con el tiempo, a conocer la paz de quien ha encontrado su camino a casa: a Dios, al mundo y a sí mismo".

KATHLEEN DEIGNAN. El Libro de las Horas con Thomas Merton, Prólogo. (Fragmento) 

(Fotos de pertenencias de Merton de The Thomas Merton Center at Bellarmine University) 

miércoles, 20 de enero de 2016

LAS TRES PASIONES DE THOMAS MERTON.

..."En la vida de Merton hubo claramente dos pasiones: la contemplación y la escritura o, por decirlo más categóricamente, el
silencio y la palabra. Desde muy joven, Merton experimentó la pasión por callar y, más que eso, por silenciarse y escuchar; y desde muy joven, también, antes aún, la pasión por escribir y comunicar, por explorarse a sí mismo y al mundo por medio de la prosa, por arrancar a las palabras, frase a frase, su verdad.

Hay muchos autores en quienes la pasión mística y la literaria se cruzan. Ahí están Novalis, por ejemplo, o Tolstói, Stifter, Hesse, Kafka, Lindgren, mi querida Simone Weil o nuestro Unamuno… La lista es casi infinita, y en alguna ocasión he jugado a confeccionarla. Pero esta conjugación del arquetipo espiritual con el artístico, tan sanjuanista, esta confluencia de la experiencia estética con la extática es particularmente elocuente en el caso de Merton, como demuestra su patente actualidad y la continua reedición de sus libros. La pregunta es por qué.

Dice Evelyn Underhill que el silencio «no envuelve a sus iniciados en una calma aislada y sobrenatural, ni los aísla del dolor y el esfuerzo de la vida cotidiana», sino que «más bien les otorga una renovada vitalidad, administrando al espíritu humano no -como algunos suponen- un bálsamo sedante, sino el más poderoso de los estimulantes». Valga esto para casi todos los contemplativos, pero muy en especial para Merton, quien desarrolló en los últimos años de su vida, junto a la pasión por el silencio y la palabra -y claramente derivada de ellas-, una pasión por el gesto y la acción.

En efecto, Merton no fue ni mucho menos sólo un orante que, a fuerza de contarnos y de contarse su relación con el misterio, logró enseñarnos a valorar la esfera de lo religioso. Merton fue un entusiasta del diálogo, un pionero del encuentro intermonástico y un profeta de la meditación en el mundo contemporáneo. Quiso por ello encontrarse con todos los que en su tiempo compartían sus pasiones y podían aportarle algo.

Estudió a fondo, se carteó o se entrevistó con León Bloy, Paul Claudel, Peter Van der Meer, Rilke, Thoreau, Julien Green, Matsuo Basho, Raissa Maritain, Albert Camus, D. T. Suzuki, Pessoa… Y en los últimos años de su vida, y eso que había hecho voto de estabilidad monástica, viajó como el más impenitente de los viajeros, pasando buena parte de las noches, por no decir la mayoría, fuera de su celda y a miles de kilómetros de su monasterio.

Un monje viajero es una contradicción en sí misma, Merton lo fue. Tan contradictoria fue su fiebre viajera y su apología de la quietud como su defensa del silencio en medio de la más exuberante grafomanía. Pero Merton sintió la llamada, no simplemente el deseo, de verificar en la historia todo lo que había contemplado y escrito, todos sus hallazgos y búsquedas.

    En la parábola vital de este monje literato y peregrino veo, admirado, un itinerario ejemplar
Como Teresa de Jesús -y el suyo fue uno de los poquísimos casos en su siglo-, Merton fue un apasionado del silencio, de la palabra y de la acción, alcanzando en cada uno de estos ámbitos algo parecido a la plenitud. La pasión mística, poética y fundadora de la santa de Ávila la vivió Merton a su modo en el pasado siglo. Por eso su biografía es su mejor obra, por eso resulta evidente que su figura es un arquetipo.

Salvando todas las distancias, en el espejo de Merton no puedo por menos de ver un reflejo de mí mismo. Pero yo no soy un escritor tan insigne como él, aunque ya me gustaría; ni un místico tan profundo y agudo, lo que aún me gustaría más; tampoco un pontífice del diálogo, como él lo fue, o un apóstol de la meditación, sino sólo un aprendiz. Pero en la parábola vital de este monje literato y peregrino veo, admirado y agradecido, un itinerario ejemplar. Saber que él ya ha recorrido la senda a la que yo mismo he sido llamado, y que la ha transitado de forma tan cabal, hace que mi propio camino sea más llano y más ligera y llevadera mi aventura vital."

PABLO D ORS. ABC Cultural, 19 de noviembre de 2015


miércoles, 13 de enero de 2016

MERTON EL SALMISTA

"Las ventanas están abiertas: 
que entren por ella los salmos."
THOMAS MERTON

"Thomas Merton dedicó su vida a escribir acerca de la
contemplación; su propia forma de orar era, de hecho, sorprendentemente simple, 'centrada por entero en prestar atención a la presencia de Dios y a su amor y a su voluntad...una especie de alabanza que brotaba de la nada y del silencio...sin pensar en nada, sino buscando directamente el Rostro del Invisible' (TM).
Mucho se ha escrito acerca de Merton el monje, el contemplativo, el maestro espiritual, el profeta social y eclesial, el pionero del diálogo interreligioso, el crítico de arte, cultura y literatura, así como de Merton el poeta, pero no se ha escrito explícitamente acerca de Merton el salmista. Sin embargo, hay un salterio virtual a lo largo de sus numerosos escritos, tanto en verso como en prosa, que constituye un precioso ejemplo de alabanza cristiana inequívocamente contemporánea. El insistía en que su tarea no consistía simplemente en ser poeta y escritor, y menos aún comentarista o seudoprofeta, sino 'básicamente, en alabar a Dios a partir de un centro íntimo de silencio, agradecimiento y conciencia...Mi trabajo no es otra cosa que la expresión anhelante de dicho agradecimiento día a día, con absoluta sencillez, abriendo mis manos...a todo cuanto me pueda llegar y haciendo que el trabajo forme parte de la alabanza' .(TM)

A medida que se ahondaba la vida de salmodia de Merton, despertaba al salmista que lo habitaba,  Comenzó inscribiendo nuevos salmos en la prosa poética y en los incontables poemas que parecían fluír del inagotable manantial de su silencio, depósito original del auténtico lenguaje humano del que toda alabanza brota y al que acaba retornando,,,

A medida que la prosa de Merton efectuaba cada vez más ataques contra la horrible brutalidad y violencia de nuestro tiempo, sus poemas místicos eran otras tantas incursiones en lo indecible.  Con un lenguaje rico e incluso excesivo, exuberante, fastuoso, exponía una bellísima y sorprendente visión de la existencia a los ojos de la depauperada imaginación religiosa del cristianismo posmoderno. Al espíritu teñido de sangre del siglo XX, que languidecía en el eclipse de un escepticismo y una inseguridad entumecedores, Merton se atrevía a hablarle con la inocencia de la fe: la intuición primordial de la original integridad, sentido y compasión, que ardían en el corazón mismo de la realidad...

La de Thomas Merton era una nueva voz de la miseria y grandeza de nuestra experiencia del mundo y sus versos expresaban una visión plenamente integrada de nuestro tiempo y el espíritu del mismo."

KATHLEEN DEIGNAN, El Libro de las Horas con Thomas Merton. Prólogo (fragmentoi).
(Dibujo de Merton)

miércoles, 6 de enero de 2016

SALMOS: TODAS LAS EMOCIONES HUMANAS

"Cuando los salmos me sorprenden con su música, y las antífonas llegan a embriagarme,
el fondo de mi alma se desvanece"
THOMAS MERTON

"Para Thomas Merton, el libro hebreo de los Salmos era la colección más significativa e influyente de poemas religiosos que
jamás se hubiera escrito.  Dialógicos por naturaleza, los salmos expresan el discurso de la fe entre el pueblo de la Alianza y su Dios; y como cuerpo de literatura sagrada constituyen el recurso teológico y litúrgico más revelador que nos ha legado la tradición bíblica.
'Siete veces al día te alabo' dice el salmista hebreo, evocando con cada cántico la alternancia de horas y estaciones de bienestar y congoja que es la vida de fe.  Escritos por los mejores poetas de Israel para la liturgia del Templo y originariamente acompañados por excelentes intérpretes de la lira y el arpa, los salmos cantan todas las emociones de la experiencia humana: la alabanza, la queja,  el temor reverencial, la aflicción, la adoración, la penitencia, el agradecimiento y la sorpresa ante la asombrosa generosidad y misericordia del Dios vivo.  Estos 'spirituals'  de la comunidad judía eran también las oraciones y cánticos de Jesús, que los cantaba desde el alba hasta la noche, marcando con ellos las horas de sus días, animando las fiestas, celebraciones y romerías que celebraba con sus amigos, todo lo cual se reflejaba en su evangelio, con el que pretendía transformar la realidad.  Con el tiempo, estos mismos salmos se convirtieron en los cánticos de exultación, de lamentación y de asombro de la comunidad que el Espíritu de Jesús hizo nacer, inspirando su liturgia y sus escrituras."

KATHLEEN DEIGNAN. El Libro de las Horas con Thomas Merton. Prólogo (fragmento)   

(continúa)

viernes, 1 de enero de 2016

NUEVO AÑO

"El nuevo año ha empezado bien, aunque yo he tenido
 un frío asqueroso."
THOMAS MERTON. Diarios. 4 de enero de 1963


CON EL CALOR DEL CARIBE, RECIBAN TODOS UN CÁLIDO ABRAZO Y LOS MEJORES DESEOS DE UN BUEN AÑO 2016, AMIGAS Y AMIGOS.