"Toma de conciencia de que yo necesito dar un giro, mudar de piel.
Necesidad de esfuerzo en medio de la flojedad, el fastidio..y la confusión. Hay probablemente algo de enfermizo en este entumecimiento y angustia mentales.
Resulta difícil ver exactamente qué es lo que debe conservarse y qué es lo que habría que lanzar por la borda."
THOMAS MERTON, Diario, 27 de junio de 1961
“La cruz de cenizas, trazada en la frente de cada cristiano,
no es solo un recordatorio de muerte, sino, de modo inevitable,... una prenda de resurrección. Las cenizas del cristiano ya no son meras cenizas. El cuerpo de un cristiano es un templo del Espíritu Santo, y aunque le sea
fatal ver la muerte, volverá otra vez a la vida en gloria. La cruz, con que las
cenizas se disponen sobre nosotros, es el signo de la victoria de Cristo sobre
la muerte. Las cenizas de este miércoles no son meramente un signo de muerte,
sino una promesa de vida ... Y sin embargo, las
cenizas son claramente una invitación a la penitencia, al ayuno y a la
compunción. De ahí el carácter aparentemente paradójico de la liturgia del
Miércoles de Ceniza. El evangelio nos invita a evitar los signos exteriores de
dolor, y cuando ayunemos, a perfumarnos la cabeza y lavarnos la cara. Pero
recibimos un unto de ceniza en la cabeza. Debe haber dolor en este día de
alegría. Es un día en que el dolor y la alegría van de la mano: pues tal es el
significado de la compunción, una tristeza que traspasa, que libera, que da
esperanza y por tanto alegría. Sólo el desgarro interior, la ruptura del
corazón, produce esa alegría. Deja salir nuestros pecados, y deja entrar el
limpio aire de la primavera de Dios, la luz del sol de los días que avanzan
hacia Pascua”.
THOMAS MERTON. Tiempos de Celebración
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