Lo que opinó Rembert G. Wealand,
arzobispo, benedictino, que conoció a Merton en Bangkok (Prólogo a la
correspondencia entre Thomas Merton y Jean Leclercq).
“Merton
era un poco más difícil de conocer; bastante complicado psicológicamente, lleno
de preocupaciones interiores a propósito de su papel público y su vocación
monástica; y aunque escribió muchísimo sobre su vida interior espiritual y
manifestó sus opiniones sobre muchas cosas, era mucho más reservado al hablar,
al menos en relación conmigo, persona con autoridad”.
Escribe Jean Leclercq a Merton,
el28 de noviembre de 1959:
“Siempre
resulta muy difícil ver claro dentro de nosotros mismos, alrededor nuestro. Se
aprecian entonces los beneficios de la obediencia a una autoridad, que,
suficientemente informada sobre todos los aspectos de un problema, con la
suficiente distancia y elevación como para ser imparcial, puede juzgar sobre
nosotros mucho mejor que nosotros mismos”.
MERTON le escribe en su siguiente carta (24
diciembre 1960): “Sé muy bien que Dios
mismo está encima y más allá de las soluciones y decisiones de los hombres, y
que si mis deseos provienen de Él, Él mismo no tendrá ninguna dificultad en
llevarme donde Él quiera, y concederme la soledad que quiera”.
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