viernes, 2 de noviembre de 2018

LA FALSA LLAMA (4).

Acerca de las experiencias emociones en la vida espiritual, escribe Thomas MERTON en este artículo titulado LA FALSA LLAMA, que hemos compartido en el blog; y así, en esta última parte, sigue diciendo

"Nos esforzaremos por alejarnos de ellas y evitar las ocasiones que las provocan, si podemos precisar cuáles podrían ser estas. Pero no debemos perturbarnos ofreciendo una resistencia violenta; basta con permanecer pacíficamente indiferentes respecto a ellas. Si no podemos hacer nada para evitar estos sentimientos de embriaguez y alegría espiritual, los aceptaremos con paciencia, con reserva y hasta con cierta humildad y agradecimiento, comprendiendo que no sufriríamos tales excitaciones si no quedaran tantos sentimientos naturales en nosotros.

Tenemos que negar el consentimiento a todo cuanto haya de desordenado en ellas, y dejar el resto a Dios, aguardando la hora de nuestra liberación en las alegrías reales, los gozos puramente espirituales de una contemplación en la que nuestra naturaleza, nuestras emociones y nuestro yo no enloquecerán, sino que seremos absorbidos y quedaremos inmersos, no en esta embriaguez tambaleante de los sentidos, sino en la ebriedad limpia e intensamente pura de un espíritu liberado en Dios.

Es indudable que la pasión y la emoción tienen su lugar en la vida de oración, pero deben ser purificadas, ordenadas y sometidas al amor más elevado. Entonces, también ellas pueden compartir la alegría del espíritu y hasta contribuir a ella, en cierta medida. Con todo, hasta que sean espiritualmente maduras, las pasiones deben ser tratadas con firmeza y reserva, incluso en las consolaciones de la oración. Cuándo son espiritualmente maduras? Cuando son puras, limpias, mansas, silenciosas, no violentas, desinteresadas, desprendidas... y, por encima de todo, cuando son humildes y obedientes a la razón y a la gracia".

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