miércoles, 13 de febrero de 2019

DOM BEDA GRIFFITHS: MONJE Y SANNYASI

"Dios me hizo caer de rodillas y permitió que fuera consciente de mi propia insignificancia, y a partir de ese conocimiento pude nacer de nuevo. ya no era yo el centro de mi vida y por lo tanto podía ver a Dios en todas las cosas"


Alan Richard Bede Griffiths —también conocido como Swami Dayananda (‘bienaventuranza de la compasión’)— fue un monje y místico benedictino que vivió en áshrams en el sur de India.

Nació en Walton-on-Thames (Inglaterra) el 17 de diciembre de 1906 y falleció en Murió en Shantivanam Āshram (Tamil Nadu, India) el 13 de mayo de 1993.

Estudió literatura en la Universidad de Oxford bajo el profesor y apologista del cristianismo C. S. Lewis quien se volvió en un amigo de por vida. En su autobiografía The Golden String, Griffiths cuenta la historia de su conversión en 1931 al catolicismo mientras era todavía estudiante en Oxford.


En diciembre de 1932 se unió a la Abadía de Prinknash (cerca de Gloucester) un monasterio benedictino, donde en 1940 fue ordenado sacerdote. Griffiths paso un tiempo en la abadía de Escocia, pero luego de dos décadas de vida en comunidad, se mudó a Kengeri (Bangalore, India) en 1955 con la meta de construir un monasterio allí.

Ese proyecto no logró realizarse, pero en 1958 ayudó a establecer Kurisumala Áshram (Montaña de la Cruz), un monasterio de rito católico griego en Kerala. En 1968 se trasladó a Shantivanam Áshram (Bosque de la Paz) en Tamil Nadú.

Aunque se mantuvo como monje católico adoptó algunas ideas hinduistas acerca de la vida monástica.

Griffiths escribió doce libros sobre diálogo entre el cristianismo y el hinduismo. Explicó la doctrina hindú del Vedānta con inspiración en el cristianismo, llamada Sabiduría Cristiana.

Murió en Shantivanam en 1994, a los ochenta y ocho años. 

En una época de "diálogo interreligioso", Griffiths se hallaba en una categoría propia. Representaba la imagen del monje como hombre santo, puente viviente entre culturas y caminos diferentes.  Arraigado en la tradición cristiana, daba testimonio de la Verdad, que según creía, era el objetivo de todo esfuerzo religioso. Para Oriente, representaba el rostro de un cristianismo despojado del ropaje de la cultura occidental. Para Occidente, planteaba el desafío de recobrar las dimensiones místicas y contemplativas de la fe cristiana.

Tomado de TODOS LOS SANTOS (Robert Ellsberg) y d Facebook (José Luis Navarro).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.