viernes, 29 de noviembre de 2019

PERSONAS LIBRES Y MADURAS QUE CELEBRAN...

A punto de comenzar un nuevo ciclo litúrgico (A), es útil recordar el sentido de la liturgia y también el valor de nuestros rituales. Sobre estos temas escribía Merton, a partir de los cambios promovidos por el concilio Vaticano II, en Tiempos de Celebración:

"Si la liturgia no es la actividad de personas libres y maduras, que participan inteligentemente reunidas en el culto en corporación que expresa y constituye su sociedad espiritual visible, no puede tener un verdadero significado espiritual. Esto es decir, por supuesto, que desde el momento en que el culto en corporación deja de ser genuinamente comunal y se convierte, en cambio, en meramente colectivo; tan pronto como deja de ser la colaboración de personas libres, ofreciendo cada cual su contribución insustituible, y se convierte en en el funcionamiento mecánico de unidades anónimas, cuya identidad y contribución individual no tiene especial valor, entonces pierde su derecho a llamarse litúrgica o culto cristiano. Ya no es el testimonio público de personalidades libres y responsables: se ha convertido en una demostración de hombres-masa, o esclavos.

Es cierto que el Señor habla en el Evangelio de sus fieles como de "ovejas", pero eso no da derecho a suponer que la liturgia sea meramente el balar organizado de animales irracionales reunidos en manada por la coerción y amaestrados por una ingeniosa disciplina hasta que sepan realizar acciones aparentemente humanas que no son capaces de comprender.

La liturgia no puede ser meramente la actuación de un grupo de especialistas en presencia de unos espectadores pasivos. No es meramente teatro. La liturgia requiere la participación inteligente y activa de todos los miembros maduros de la asamblea". 

Thomas Merton
Tiempos de celebración

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